Los médicos desempeñaron un papel central en los crímenes de los nazis

En pleno bombardeo de los hospitales de Gaza, la revista médica The Lancet pide a los galenos que hagan un examen de conciencia o, como se dice ahora, de memoria histórica con un episodio desagradable para los profesionales del gremio: los crímenes cometidos por los nazis, en los que ellos, los médicos, desempeñaron un papel central (*).

La experiencia nazi debería formar parte de los cursos académicos de los profesionales de la salud, proponen los autores del artículo. Por una razón que ya he mencionado, a los médicos la historia se les viene encima a menudo: “La política hace a pequeña escala lo que la medicina hace a lo grande”.

Sin embargo, es bien sabido el tópico, otro más cuando hablamos de salud, de que la medicina es “buena” (cura enfermedades), mientras que la política es “mala” casi siempre. En consecuencia, los sanitarios deberían mostrarse a contracorriente con más frecuencia. Deberían oponerse a las órdenes recibidas si es necesario, dice The Lancet, sobre todo si la política es fascismo puro y duro.

Lo que The Lancet oculta es que los sanitarios que se opusieron a las medidas adoptadas durante la pandemia fueron represaliados, perseguidos, expulsados de sus centros de trabajo y de los colegios profesionales, les retiraron su licencia para el ejercicio y acabaron defenestrados y ridiculizados en público y en privado.

Eso no sólo ocurrió en los países nazis, sino en las más rutilantes “democracias europeas”, como Francia, Italia o Alemania. En la pandemia vacunaron en masa a la población de la misma manera que en los campos de concentración: con una violación descarada de las normas impuestas al final de la guerra para impedir que eso ocurriera.

La OMS quiere imponer un tratado de pandemias y la Unión Europea se plantea derogar el Código de Nuremberg para imponer ese tipo de experimentos seudomédicos indiscriminados. Lo que propone The Lancet ¿es la desobediencia de los médicos hacia las nuevas normas o hacia las viejas?

Los crímenes nazis, dentro y fuera de los campos de concentración, no los cometieron únicamente “médicos extremistas”, al estilo de Mengele, ni actuaban “coaccionados” tampoco, dicen los autores del artículo. Eso sería minimizar la responsabilidad de los profesionales de la salud, que es lo que se ha venido haciendo desde 1945 (como poco).

La medicina en la Alemania nazi no era una seudociencia y la investigación nazi a veces se convirtió en una parte integral del canon del conocimiento médico. Por ejemplo, la comprensión actual de los efectos del tabaco y el alcohol en el cuerpo fue impulsada por investigaciones realizadas durante la era nazi.

Los actuales bombardeos en Gaza conciernen a los médicos, no sólo porque los sionistas están atacando a los hospitales para que no haya heridos y aumentar el alcance de la masacre, sino porque 100 médicos israelíes, incluidos pediatras, lo han pedido así.

Esos médicos deberían padecer el mismo destino que los demás criminales de guerra y al resto habría que preguntarles: ¿Qué hizo usted para impedir la masacre en Gaza? ¿qué hacen los colegios profesionales de médicos? ¿qué hacen los sindicatos de la sanidad?

(*) https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(23)01845-7/fulltext

comentario

  1. No se debe olvidar que vivimos bajo un régimen liberal descarnado. Con una apariencia de respeto a ciertos derechos fundamentales, se esconde una filosofía de la satisfacción morbosa por el dominio sobre la masa. No se contempla la posibilidad de separar el individuo de la masa. Y se cuenta a ésta como una unidad de contenido. Así, diez mil muertos se convierten en un solo acto de muerte. Uno. La masa compacta de muertes no distingue. Este enfoque del desorden permite a los políticos, periodistas, medios de comunicación, etc. controlar la magnitud del ritual de guerra en términos de gestión manejables sin apariencias macabras ni sentimentales. La cultura, desde la cuna hasta la universidad, es la fuente que forma al humano. El sistema liberal ha creado un humano a su imagen y semejanza.
    Un saludo,
    Jaon.

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