La tierra es finita y en ella no caben todos; sólo hay sitio para un puñado de privilegiados. En consecuencia, hay que frenar el crecimiento de la población mundial, que en el Tercer Mundo es excedentaria. Los medios para hacerlo van desde la eugenesia, hasta la esterilización.
El padrino moderno del malthusiansmo es Paul Ehrlich, uno de los mejores prototipos de la miseria intelectual que impera en las universidades y academias de todo el mundo, que acaparan eso que los mequetrefes califican como “ciencia”.
Ehrlich es biólogo y demógrafo. Su obra “La explosión demográfica”, publicada en 1968, la han convertido en un resumen de la imbecilidad contemporánea, que es posible encontrar en los atosigantes documentales de la televisión sobre medio ambiente, contaminación, superpoblación, extinciones, desastres, ecología…
A una obra estúpida, como la de Ehrlich, de cuya publicación se han cumplido ya 50 años, le pesa el transcurso del tiempo. Se ha dedicado siempre a hacer predicciones catastróficas, al más puro estilo anglosajón, y todas ellas han demostrado ser falsas. Hasta la Wikipedia lo reconoce así, a pesar de lo cual sus tesis, lo mismo que las de Malthus, están en todas partes.
En 2012 la secta raeliana le nombró “Guía Honorífico de la Humanidad” por sus esfuerzos para detener la superpoblación mundial. Ehrlich se declaró públicamente orgulloso del premio que había recibido.
Una de las mayores fuerzas políticas que ha luchado siempre en todo el mundo contra el malthusianismo es el Vaticano que, sin embargo, en 2017 claudicó, al invitarle a intervenir en la Academia Pontificia de Ciencias, cuyos miembros son nombrados por el Papa, para dar una charla sobre otra de las paranoias contemporáneas: la extinción biológica.
El seudoecologista Paul Ehrlich |
Es el gran triunfo de las seudociencias, respaldado por el Vaticano y sus científicos… nada menos. Por su parte, Ehrlich no escatimó elogios hacia el Papa Francisco y su compromiso con el medio ambiente. “Estoy encantado de que el nuevo Papa esté llevando a la Iglesia en la dirección correcta”, dijo.
No siempre existió esa luna de miel. En su libro de 1994, “La cigüeña y el arado», Ehrlich había escrito que la posibilidad más prometedora para que el Vaticano cambiara su posición sobre el control de la natalidad y permitir “que la humanidad se salve a sí misma” es la determinación de muchos católicos fuera del Vaticano para impulsar ese cambio.
En un artículo de enero de 2013, dos meses antes de la elección de Bergoglio como Papa, sostuvo que el catolicismo era “peligroso” por su posición natalista.
Al año siguiente dijo que “el Papa y varios obispos son una de las fuerzas realmente malas y regresivas del planeta” por su “oposición al uso de anticonceptivos”.
En septiembre de 2015 consideró que la encíclica papal “Laudato Si” era “un delirio de tonterías” porque no veía el control de la población como la solución a la crisis ecológica.
Al mes siguiente pidió al Papa que rompiera con las enseñanzas católicas apoyando “los derechos de la mujer y la planificación familiar”.
Todo cambió tras la conferencia de 2017 y los católicos se quedaron pasmados. La revista LifeSiteNews le preguntó a Ehrlich sobre las últimas tendencias mostradas por Bergoglio (*). El biólogo dijo que le veía “más preocupado por los problemas ambientales, como la alteración del clima y la Sexta Gran Extinción que amenaza la vida de las generaciones futuras”.
Ante las vacilaciones del Papa argentino, muchos católicos levantaron la voz, en defensa de la ortodoxia católica tradicional porque, según decían, el Papa estaba adoptando un “enfoque diferente” sobre el control de la natalidad.
Michael Pakaluk escribió en Crux Now que era una “pesadilla” ver al Vaticano honrar a un “vicioso atacante de la Iglesia”. El mensaje central de Erhlich no se centra sólo en el aborto sino en el control de la población mundial, escribía. Por lo tanto, invitarlo a hablar en el Vaticano “implica implícitamente adoptar sus compromisos éticos”.
“Ehrlich no ha cambiado sus puntos de vista en 60 años […] Interviene [en la conferencia del Vaticano] para contribuir al debilitamiento de la enseñanza católica”, escribió Pakaluk.
Steven Mosher, presidente del Instituto de Investigación de la Población, dijo que el cambio de opinión de Ehrlich hacia el catolicismo estaba determinado por la “nueva dirección” que el Papa trataba de dar a la Iglesia. “La misma Iglesia que le ha estado denigrando durante décadas está ahora aparentemente abierta a sus puntos de vista apocalípticos”, dijo.
Reggie Littlejohn, fundadora de la ONG antiabortista “Derechos de las Mujeres sin Fronteras” (Women’s Rights Without Frontiers), calificó las opiniones de Ehrlich de “irreconciliables con la enseñanza católica oficial”.
No era la primera vez que a un antinatalista le invitaban al Vaticano. Otros malthusianos como Ban Ki-moon y Jeffrey Sachs también estuvieron tratando de convencer a los cabecillas católicos de que debían subirse al carro de las nuevas corrientes apocalípticas.
Una lectura apresurada de la encíclica papal “Laudato Si” apenas encontrará diferencias con cualquiera de los repugnantes artículos seudoecologistas que publican por aquí los colectivos progres y posmodernos. “El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios”, dice el Punto 84. La humanidad no debería alterar lo que ha recibido directamente de las manos de dios…
(*) https://www.lifesitenews.com/news/pro-abortion-speaker-at-vatican-conference-pope-is-the-person-in-the-world
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