Estados Unidos suministra bombas pesadas para destruir los túneles subterráneos de Hamas

Tras el estallido de hostilidades con la resistencia palestina, Estados Unidos ha suministrado a Israel 100 bombas BLU-109, especiales para destruir fortines subterráneos. Es una importante escalada dentro de la ayuda militar a Israel, que convierte a Estados Unidos en cómplice inmediato de los crímenes cometidos por los sionistas en Gaza.

Aunque Estados Unidos no ha revelado públicamente el contenido de sus envíos de armas, algunos militares del Pentágono han filtrado la información al Wall Street Journal.

Las bombas de 1.000 kilos representan una pequeña parte de unas 15.000 bombas enviadas a Israel en los últimos dos meses.

Las consideran esenciales para alcanzar los túneles subterráneos de Hamas y otras milicias de la resistencia palestina. Aunque están menos protegidas que las de la milicia libanesa Hezbollah, hasta ahora el ejército israelí ha sido incapaz de destruirlas.

El suministro de bombas de alta carga para los bombardeos israelíes está causando una matanza entre la población civil palestina como pocas veces se ha visto en la historia.

Israel ha tratado de adquirir nuevas generaciones de bombas destructoras de fortines de Estados Unidos desde hace más de dos décadas. En 2005 solicitó por primera vez la entrega de bombas de penetración dura GBU-28.

En ese momento, Washington temía que Irán percibiera estas entregas como una luz verde de Washington que permitiría a Israel lanzar un ataque contra el país. La GBU-28 es una bomba mucho más grande, pesa más de 2.000 kilos y sólo la utilizan Estados Unidos, Israel y Corea del sur.

La BLU-109, recientemente entregada es mucho menos costosa y está en el arsenal de los países alineados con Estados Unidos, incluidos los de Oriente Medio, Turquía, Arabia saudí y Emiratos Árabes Unidos.

El ejército israelí ya intentó destruir los túneles subterráneos de Hezbollah en 2006. Para construirlos la milicia libanesa acudió a militares norcoreanos. Los israelíes no pudieron atacar entonces la vasta red subterránea que comprendía numerosas posiciones muy bien fortificadas.

Se supone que la red palestina es significativamente más débil a causa del bloqueo israelí de la Franja de Gaza, que ha impedido la llegada de materiales de construcción consistentes, así como por el tipo de suelo, debido a su proximidad al mar.

El ejército estadounidense lleva décadas analizando los posibles puntos vulnerables de las instalaciones militares estratégicas de China y Corea del norte, muchas de las cuales están construidas bajo las montañas, a profundidades muy superiores a los 100 metros. Durante la Guerra Fría, la URSS y los países de Pacto de Varsovia fueron los primeros en excavar este tipo de fortalezas militares. La OTAN pudo analizar algunas de estas construcciones durante la Guerra de Ucrania, como la existente bajo la fábrica Azovstal.

Estados Unidos cree que para atacar este tipo de posiciones subterráneas necesitan lanzar las gigantescas bombas penetradoras GBU-57, como la que aparece en la foto de portada, que pesan 15.000 kilos. El problema es que, debido a su peso, solo pueden ser transportadas por bombarderos nucleares.

Múltiples variantes de la bomba nuclear táctica B61, que puede desplegar ojivas de 350 kilotones mucho más de veinte veces más poderosas que las utilizadas en Hiroshima, también están optimizadas para neutralizar posiciones fortificadas en profundad.

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