Nestlé mata a un millón y medio de bebés cada año

Nestlé es la mayor empresa alimentaria del mundo, con mercancías que van desde el café hasta las pizzas congeladas y los helados. Es también el mayor vendedor de preparados para lactantes, con una cuota de mercado del 40 por cien. Para la multinacional el volumen anual de negocio del sector asciende a 1.300 millones.

La empresa suiza financia clínicas médicas en los países pobres que aceptan promover sus succedáneos de la leche. Distribuye muestras gratuitas en grandes cantidades y paga a figurantes que se visten de personal sanitario con bata blanca para que entreguen muestras de leche en polvo a las mujeres que acaban de dar a luz.

Un estudio británico calculó que, en Burkina Faso y Togo, un 15 por cien de los centros de salud reciben leche en polvo para su promoción comercial. Animan a las madres a seguir los estilos de vida occidentales y modernos. En muchos países del África subsahariana, todo lo que viene de occidente tiene cierto prestigio entre la población.

La agresiva campaña publicitaria llevada a cabo por el monopolio alimentario convenció a muchas madres de que utilizaran leche en polvo en lugar de la leche materna natural. Un estudio realizado en 1973 en Ibadan, Nigeria, demostró que el 67 por cien de las madres daban Nestlé Lactogen a sus hijos porque creían que “les aportaba energía y fuerza”.

En algunas maternidades africanas regalan un biberón gratis y dos cajas de leche en polvo de Nestlé antes de darles el alta. Es una buena técnica para crear nuevos clientes porque al dejar de producir leche, la madre ya no puede amamantar al bebé. El proceso es irreversible. Así es como Nestlé obliga a las mujeres africanas a comprar su leche en lugar de amamantar con la suya propia.

La falta de leche materna natural provoca un millón y medio de muertes entre los recién nacidos cada año. Es la alarmante cifra que ofrecen la OMS (Organización Mundial de la Salud) y Unicef. Se sabe desde hace décadas. En 1974 la ONG estadounidense “War on Want” publicó un estudio sobre la distribución de leche infantil en polvo en los países pobres, titulado “The Baby Killer” (*).

En África las condiciones materiales y económicas de la población no son las mismas que en Europa. A menudo los biberones están mal esterilizados. 900 millones de personas no tienen acceso al agua potable, por lo que las familias diluyen la leche en polvo con agua de río contaminada, lo que provoca diarreas que conducen a la muerte. Otras poblaciones empobrecidas diluyen demasiado el polvo para ahorrar dinero, lo que provoca la desnutrición de los recién nacidos.

La leche materna no se puede imitar porque no se trata sólo de un nutriente, sino de un aporte del sistema inmunitario que las madres transfieren a sus hijos en los primeros momentos de la lactancia. Los recien nacidos que se alimentan sólo de leche en polvo tienen un sistema inmune debilitado que les hará víctimas de ese tipo de enfermedades que se catalogan como “infecciosas” y se atribuyen a virus y bacterias para ocultar sus verdaderas raíces.

En 1981 la OMS prohibió la promoción de sucedáneos de la leche materna, así como la oferta de muestras gratuitas a las mujeres embarazadas. Sin embargo, Nestlé sigue promocionando abiertamente su leche artificial en los países pobres, lo que la ha convertido en la multinacional más boicoteada del mundo. En 1988 se lanzó en todo el mundo una campaña de boicot en su contra que tuvo una enorme repercusión.

(*) https://www.waronwant.org/sites/default/files/THE%20BABY%20KILLER%201974.pdf

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