Multitudinarias manifestaciones en las principales capitales europeas contra las medidas aprobadas a raíz de la pandemia

Lo han podido ocultar durante un tiempo, pero finalmente la prensa europea no ha pasado por alto esta vez las multitudinarias manifestaciones de ayer, especialmente la de Berlín, contra las medidas represivas impuestas por los gobiernos a raíz de la pandemia.

En Berlín la policía detuvo a unos 300 manifestantes y tuvieron que dispersar a la multitud. Robert Kennedy pudo intervenir al final, destacando las desastrosas consecuencias para la salud pública de las empresas farmacéuticas.

Como los que escriben las crónicas son los mismos, es curioso constatar que todos ellos incluso utilizan las mismas palabras: “estupor” es una palabra que repiten los titulares de El Mundo, Público, ElDiario.es, L’Express, Efe, InfoBae… No se molestan ni en disimular un poco quién les escribe los artículos

Los trucos son los habituales para estos casos, aunque esta vez el recurso a la “ultraderecha” no cuela: demasiados manifestantes. Han tenido que rebuscar entre las fotos para buscar algo: una gorra de Trump, una bandera prusiana…

El baile de las cifras de asistentes es el consabido y van desde las “decenas” que dijo La Sexta, hasta los 38.000 de la policía. “Más de 20.000”, dice El Plural.No han debido echar un vistazo a los vídeos…

Luego las crónicas se llenan de adjetivos muy conocidos y fabricados por ellos mismos: negacionistas, antivacunas, conspiranoicos…

Los datos fundamentales no aparecen nunca. El más importante de ellos es que no solamente ha habido una manifestación en Berlín, sino en las principales capitales europeas, como Londres, Viena, Zurich o París. También en Jerusalén se convocó una manifestación por los mismos motivos en la que participaron unas 10.000 personas según i24News.

Si en Londres los manifestantes trataron de acercarse a Downing Street, la sede del gobierno británico, en Berlín forzaron las barreras policiales para subir los escalones del edificio del Reichstag. Los políticos alemanes también están asustados. El Ministro del Interior Horst Seehofer dice hoy en el diario Bild que el intento de esalto es “inaceptable”.

Todo tiene sus límites y los ponen ellos mismos. “La libertad de reunión llega a sus límites cuando se pisotean las normas públicas”, dice el ministro Seehofer. Por eso intentaron prohibirla pero, afortunadamente, en Alemania los jueces no son unos peleles, como aquí. A veces te dan una sorpresa.

“El virus marrón [nazi] debe ser detenido”, titula el Sunday Bild, el periódico más leído de Alemania. “Los símbolos nazis y otras banderas del Imperio no tienen cabida en la Cámara de Diputados”, denunció el Ministro de Finanzas Olaf Scholz.

Hoy el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier ha denunciado un “insoportable ataque al corazón de nuestra democracia”. “Nunca aceptaremos esto”, añadió el jefe de Estado en un mensaje publicado en Instagram.

comentarios

  1. En mi opinión, el estado fascista ha prohibido la manifestación primero, y después, al ver que iba a tener éxito, han reculado. Prohibir una manifestación y que se produzca supone hacer el ridículo y perder autoridad. Presentado como una discrepancia entre instituciones del estado, se oculta la debilidad, es más, se vende la imagen de un estado por encima de las clases sociales. Un juez, al estar organizado en una institución estatal, de un estado que tiene carácter de clase, tiene la misma autonomía que pueda tener un bombero, un policía, o un médico de la sanidad estatal, por el carácter de clase de ese estado y de sus instituciones.
    El régimen del Sha de Persia en 1979 fue muy contradictorio en sus finales; un día había gatillo fácil y corría la sangre, cuando se revelaba contraproducente la mano dura, se soltaban presos, y había concesiones, luego vuelta a la mano dura, etc.

  2. En mi opinión, esto revela que las autoridades de los estados burgueses están perdiendo el control ideológico de la población. Se han intentado vender las medidas de restricción de libertades, que suponen la ruina de no pocos comerciantes y obreros asalariados, como algo temporal, pero cada vez es más evidente que dichas libertades ( burguesas ) no se van a recuperar hasta que el pueblo ponga los huevos encima de la mesa y las recupere por la fuerza.

  3. La mentira, respecto al discurso, es como el crédito a la economía: no resuelve el problema, lo retarda y lo amplifica.

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