Los países pobres destruyen las vacunas caducadas que les envían los ricos

En la imagen, una apisonadora destruye las vacunas caducadas que han enviado los países más “generosos” a los más “necesitados”. No es otra cosa que un reflejo de la absurda sociedad capitalista que padecemos.

Los países ricos han gastado tanto dinero en vacunas, que después de esforzarse por inyectar el mayor número de dosis posibles a sus ciudadanos, les siguen sobrando, las almacenan, se olvidan de ellas, caducan y se las regalan al primero que pasa para demostrar su buen corazón. Entra dentro de un capítulo de los presupuestos públicos que se llama “ayuda al desarrollo” o algo parecido.

Es una “ayuda” que te puede matar, o por lo menos intoxicar, salvo que la OMS o algún tertuliano decrete que también las vacunas caducadas son buenas para la salud. No es importante, porque en ciertos países olvidados un muerto más casi ni se nota. Lo realmente dramático es que se hubiera muerto alguien sin vacunar. Las ONG no perdonarían eso y retorcerían nuestra conciencia con carteles en las paradas del autobús.

Lo que no caduca nunca son los beneficios de las grandes farmacéuticas, que han hecho su agosto y les da lo mismo lo que hagas con los fármacos. Al principio de la campaña de inyecciones decían que las vacunas de Pfizer debían conservarse a 70 grados bajo cero, pero como nadie tiene neveras para eso, me temo que más de uno se ha metido en vena una dosis en muy mal estado, aunque se ha sentido muy aliviado porque algo debe entrar en el torrente sanguíneo para saciar el miedo.

La época que vivimos nos hace víctimas propiciatorias de un ridículo meticulosamente organizado y financiado. Enviamos sobras a otros países sólo porque satisface nuestra angustia por un breve instante. No importa que luego esos excedentes no se puedan almacenar, ni distribuir en el país de destino. El caso es enviarlo, sacarlo de nuestra vista.

Con los fármacos pasa como con cualquier otra mercancía. El fabricante fija una fecha de caducidad lo más corta posible porque es otra manera de ampliar el mercado de ventas. Si un producto caduca, hay que comprar otro… pero sólo si eres rubio de ojos azules.

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