La fiscal del Tribunal Penal Internacional reconoce actuar a las órdenes del imperialismo francés

Recientemente un testigo admitió haber sido sobornado y presionado por la fiscal del Tribunal Penal Internacional, Fatú Bensuda, para que declarara en contra del antiguo presidente marfileño Laurent Gbagbo, de lo que se arrepintió a última hora.

Ahora quien levanta el velo de las vergüenzas es la propia fiscal, quien ha confesado literalmente lo siguiente: “No hay nada serio contra Gbagbo; el juicio no es más que una presión política procedente de Francia contra la que nada puedo hacer” (1).

El que paga manda y el infame séquito de jueces y fiscales del Tribunal no sólo lo ha nombrado Francia, sino que es Francia quien, además, lleva varios años pagando sus emolumentos para que mantengan en pie este montaje de altos vuelos.

Tampoco es de extrañar, por tanto, que la mayor parte de los países africanos tengan intención de abandonar en bloque el tratado que aprobó la creación de dicho Tribunal como otra forma más de que las viejas potencias coloniales se inmiscuyan en los asuntos internos del Tercer Mundo con la manoseada excusa de los derechos humanos. Es un auténtico escándalo internacional que, dentro de unos días, la Unidad Africana vaya a pedir a sus miembros que salgan del Tribunal.

En África el primero de los derechos humanos es que los imperialistas se vayan del Continente, llevándose consigo sus tropas expedicionarias, sus mercenarios, sus ONG, sus misioneros y sus empresas de saqueo.

En Costa de Marfil -según el periódico sudafricano Cape Times- Francia organizó cinco golpes de Estado durante el mandato de Gbagbo, que había ganado las elecciones en 2000. Más que detenido, fue secuestrado por el ejército francés en 2011, y desde entonces permanece recluido en la cárcel (2).

Los mismos que promovieron el golpe, los imperialistas franceses, son los que luego detienen a Gbagbo y a su familia, los torturan (incluidos a los niños pequeños) y los llevan a La Haya para hacer una pantomima de juicio. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen; son los policías, los fiscales, los jueces y los carceleros.

“No se trata sólo de que los africanos sean los únicos sometidos a esta institución -dice el periódico sudafricano- sino también de que las grandes potencias, y Francia en particular, han logrado manipular seriamente al Tribunal y utilizarlo para sus propios intereses estratégicos en el Continente”.

Las restricciones impuestas durante el mandato de Gbagbo a los manejos de las multinacionales francesas en Costa de Marfil, eran un ejemplo que podía extenderse al resto del Continente Negro, poniendo en peligro los intereses imperialistas, añade el Cape Times, que pone un ejemplo paradigmático de lo que está ocurriendo en África.

En lugar de conceder las adjudicaciones directamente a las empresas francesas, al gobierno de Gbagbo se le ocurrió sacarlas a subasta. En la licitación de un puente, mientras los contratistas francesas pusieron un precio de 200.000 milllones de francos CFA, los chinos se comprometieron a construirlo por 60.000 y, naturalmente, el gobierno no dudó ni un minuto.

Lo mismo ocurrió con la banca, los seguros, el transporte, el comercio de cacao y la energía, donde las empresas francesas tuvieron que empezar a competir con las de otros países, como China. En sus antiguas colonias, afirma el periódico de El Cabo, Francia mantiene un “pacto colonial” por el que controla la divisa CFA (franco centroafricano), las reservas de capitales y las políticas comerciales y de inversiones.

El Presdiente Gbagbo quiso sacar a Costa de Marfil de esta “situación de esclavitud” que, para Cape Times es “el más importante desafío que ha conocido la dominación francesa en esta región desde el periodo poscolonial”.

En Costa de Marfil -continúa el periódico- Francia organizó cinco golpes de Estado durante el mandato de Gbagbo, que fracasaron, hasta que el ejército expedicionario bombardeó la residencia presidencial para poner a ella a su hombre de paja, Alassane Ouattara, en donde ha seguido hasta actualidad como leal vasallo de los imperialistas y de… ¡Soros! Ambos, el hombre de paja y el “filántropo” multimillonario, son amigos, dice el periódico sudafricano.

Algunas de las pruebas presentadas en el juicio por la fiscal Bensuda son fabricaciones, asegura el periódico. Uno de los vídeos que demostraría las masacres cometidas por Gbagbo corresponde a un hombre quemado vivo… pero en Kenia.

(1) http://www.ivoirebusiness.net/breves/urgent-urgent-urgentcoup-de-th%C3%A9%C3%A2tre-cpi-fatou-bensouda-avoue-le-complot-contre-gbagboil-ny
(2) http://www.iol.co.za/capetimes/gbagbo-why-iccs-impartiality-is-questioned-1983348

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