Esos cabrones que ejercen de imperialistas por la mañana y de benefactores por la tarde

La investigación sobre el tráfico de órganos en el Estado fantasma de Kosovo se está acabando de perfilar. Los tribunales europeos ya han condenado a cinco médicos kosovares a penas que van hasta los ochos años de cárcel. Formaban parte de una red que operaba desde una clínica en las afueras de Pristina, la “capital” kosovar.

Además hay dos órdenes de busca y captura emitidas contra otros dos miembros de la red, un cirijando turco y el cerebro de la banda, un israelí llamado Moshe Artel, lo que vuelve a poner de manifiesto, como ya relatamos aquí hace un año, la implicación del Estado israelí en las mafias organizadas en torno a este delito en el mundo entero.

Cuando estuvo de visita oficial en Kosovo en 2010, al ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, un periodista le preguntó por este asunto, ya que de 1999 a 2001 había sido jefe de la Minuk, la delegación de la ONU en Kosovo. Como había hecho siempe, en declaraciones a la BBC Kouchner negó de plano la existencia de tráfico de órganos en Kosovo y la existencia de pisos francos y clínicas clandestinas dedicadas a ello.

A causa de ello, a Kouchner le acusaron “de mirar para otro lado” en aras de los manejos de los imperialistas, con la complicidad de la ONU. “Todos se acuerdan de su sonrisa indecente”, dice hoy el diario argelino “Réflexion” (*), frente a los periodistas serbios, a los que acusó de “cabrones” y de “locos” durante las ruedas de prensa que dio cuando estaba al frente de la delegación de la Minuk.

Kouchner protegía a su amiguete Hachim Thaçi, el criminal al que los imperialistas pusieron al frente del nuevo Estado de Kosovo, hasta que las investigaciones de la fiscal Carla del Ponte en 2008 tiraron del hilo poniendo de manifiesto quiénes eran los verdaderos cabrones. No era un rumor: durante la Guerra de Kosovo a los presos serbios les arrancaron sus órganos en vivo.

El Consejo de Europa encargó una investigación a Dick Marty, cuyas conclusiones tampoco dejan lugar a dudas: “En Kosovo todo el mundo está al corriente de lo que ha pasado y de lo que aún pasa, pero la gente sólo habla de ello en privado”, dice. La mafia kosovar estaba dirigida por los mismos que hoy están al frente el Estado “independiente”, auténticos responsables de éste y otros crímenes contra la humanidad, además de tráfico de armas y tráfico de drogas, miembros de la policía, la judicatura e incluso de Eulex, el órgano judicial europeo encargado del aparato judicial en Kosovo.

Como también expusimos en otra entrada anterior, numerosos testigos del juicio contra el antiguo Primer Ministro, Ramush Haradinaj, fueron asesinados y a los demás los obligaron a retractarse bajo amenazas de muerte. La investigación de Marty confirma que aunque en 2005 había pruebas abundantes de los horrendos crímenes cometidos en Kosovo, fueron deliberadamente destruidas.

Según un documento de la ONU, desde 2003 la Minuk tenía información de los crímenes cometidos en Kosovo relacionados con el tráfico de órganos humanos. Los dirigentes de la UÇK y luego del Estado kosovar “independiente” cobraban 45.000 dólares por los órganos de uno sólo de los presos serbios a los que se les extirpaban.

Lo mismo de su patrón Kouchner, los mafiosos kosovares exculpan su responsabilidad negando la evidencia y recurriendo al tópico hoy en boga: las numerosas denuncias que se han expuesto sobre estos crímenes son obra de serbios y rusos.

De Kosovo no hay nada nuevo que añadir que no sepamos. Fue el prólogo de lo que luego los imperialistas pusieron en práctica durante las Primaveras Árabes y la Plaza Maidan. En los Balcanes fue la primera ocasión en que la OTAN tuvo la oportunidad de salir en defensa de una “minoría oprimida” por los serbios, la albanesa, de crear organizaciones terroristas, como la UÇK, de desestabilizar toda una región y de bombardear a la población civil con munición radiactiva.

Anualmente pasan por Kosovo camino de los barrios europeos 60 toneladas de heroína procedentes de Afganistán, un negocio que reporta 3.000 millones de euros a los mafiosos kosovares. A diferencia de lo que ocurre con los refugiados, nadie protesta por ello. No hay xenofobia contra la heroína; tampoco hay muros, fronteras, pateras. La policía mira para otro lado. Las tropas estadonidenses no están para eso. La Unión Europea no se siente afectada…

¿Quiénes son los cabrones de esta historia? Se lo contamos nosotros: los cabrones son gentuza como Kouchner que, además de jefe de la delegación de la ONU en Kosovo y luego ministro frances de Asuntos Exteriores, es el fundador de Médicos del Mundo y de Médicos Sin Fronteras.

¿Sin fronteras? Este tipo de criminales, como Kouchner y sus ONG, que no cree en las fronteras son los que las imponen, los que levantan muros y los rodean de alambradas para que no circulen las personas pero circule las drogas, las armas, los riñones…

Siempre más de lo mismo: imperialistas por la mañana y benefactores por la tarde.

(*) http://www.reflexiondz.net/_a45610.html

Más información sobre el Estado mafioso de Kosovo:

– Desarticulada una red israelí que traficaba con órganos de refugiados sirios
– Detenido el antiguo ‘Primer Ministro’ del Estado criminal de Kosovo
– La Unión Europea enseña a robar a los bandidos kosovares
– ¿Serán condenados por criminales de guerra los terroristas kosovares del UÇK?
– Vuelve el yihadista kosovar que trabajó para la OTAN en la Guerra de los Balcanes

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