La descubridora del coronavirus fue una trabajadora sin titulación universitaria

Con la histeria actual, la descubridora de los coronavirus, la científica escocesa June Almeida, ha saltado a la fama, aunque no se han realzado suficientemente algunos detalles muy interesantes de su biografía.Almeida era una trabajadora e hija de trabajadores que tuvo que abandonar el colegio a los 16 años porque no tenía dinero para asistir a la universidad. En un mundo en el que campean los títulos oficiales, incluidos los de la Universidad Rey Juan Carlos, no conviene airear que en numerosas disciplinas científicas los profanos han realizado importantes investigaciones que han impulsado el progreso del saber.

Tras abandonar sus estudios, Almeida trabajó de enfermera en varios hospitales británicos y, como en las Islas no le permitían avanzar en su formación, se trasladó a Canadá, iniciando una importante tarea como microscopista en el terreno del cáncer. Desarrolló un nuevo método para mejorar la visualización de los virus, agregándolos a los anticuerpos.

Cuando las publicaciones de la neófita saltaron a la fama, los británicos retrocedieron. Quizá se acordaron de Jenner, a quien consideran como el inventor de las vacunas, pero a quien jamás admitieron en el seno de la medicina. Lograron convencer a Almeida de que regresara de Londres, aunque la obligaron a seguir algunos de los cauces oficiales para darle un título que no necesitaba.

La burguesía ha creado una sociedad formalizada a su imagen y semejanza, donde lo importante es siempre lo oficial, el certificado que se enmarca para colgar de la pared a la vista de todos, a fin de que algunos se permitan ponerse un peldaño por encima de los demás y pontificar. Sobre todo pontificar, emitir encíclicas, decretos y sentencias.

Junto con David Tyirell, un científico que trabajaba en las enfermedades respiratorias, en 1964 Almeida descubrió en las células de pacientes resfriados la morfología de un nuevo tipo de virus que, por su aspecto exterior, parecían revestidos por una corona.

El descubrimiento no fue consecuencia de su titulación sino de la pericia de Almeida al microscopio.

En 2002, junto con David Tyrrell y Michael Fieder, escribió un libro titulado de una manera sugerente y bastante característica de la virología: “Guerras Frías: la lucha contra los resfriados comunes” (Cold Wars: The Fight Against the Common Cold).

No es ninguna casualidad que el coronavirus apareciera en las personas aquejadas de resfriados, ni que a un periódico se le escapen a veces cosas como la siguiente: “Los resfriados no tienen profilaxis ni otra cura que la que nos proporciona nuestro nunca suficientemente valorado sistema inmune. Hace algunos años se diseñó, y comercializó, una vacuna contra los resfriados. Sin embargo, los protocolos de administración eran complejos y su eficacia profiláctica muy cuestionable” (*).

Por lo demás, Almeida sólo llegó a describir la forma externa de una de las muchas variedades de coronavirus. En una época en la que la microscopía electrónica aún estaba en mantillas, la observación fue una proeza. Pero los virus no se identifican sólo por su morfología. Además, es necesario aislarlos, purificarlos y secuenciarlos, una tarea que no se ha completado, lo que complica cualquier avance en este terreno.

Son muchos los científicos que han realizado importantes descubrimientos sin necesidad de título, en varias disciplinas, incluida la matemática. En ocasiones el título es un lastre y los investigadores no son capaces de romper con el cúmulos de aprendizajes previos.

La tesis se puede volver del revés: son muchos los reconocidos científicos que, como Newton, han apoyado sonoros disparates que condujeron a que Engels le calificara de “burro”. Los historiadores destacan determinados aspectos del pensamiento de un autor y pasan por encima de otros.

Todo esto se resume muy fácilmente en lo que escribiera un gran sabio como Antonio Machado: “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”.

(*) https://www.abc.es/sociedad/abci-june-almeida-cientifica-identifico-primer-coronavirus-202005150123_noticia.html

Más información:
– Teoría y práctica del contagio y la vacunación a lo largo de la historia de la medicina
– Para sacar a Newton fuera del armario

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