¿Ha perdido la Casa Blanca el control sobre los militares del Pentágono?

Ayer dos F-16 y dos A-10 de la fuerza aérea de Estados Unidos bombardearon la ciudad siria de Deir-Ezzor, donde el ejército regular sirio combatía a las milicias del Califato Islámico, asesinado a unos 80 soldados e hiriendo a otros 120.

Estados Unidos ha dejado claro que su enemigo no es el Califato Islámico sino el ejército regular sirio. Se trata, además, de una advertencia muy clara a Rusia, que no sale de asombro por la desfachatez que demuestran en Washington. Delante de sus narices, desde el primer minuto, los yihadistas están aprovechando la tregua para agruparse y reamarse.

No es ningún error, como dice el Pentágono en su comunicado con falsas excusas. Las aeronaves no tenían ningún motivo para sobrevolar la zona, y menos en pleno alto del fuego. Pero los imperialistas firman todo y no cumplen nada. Para ellos el cese el fuego y los acuerdos firmados son papel mojado. Los rusos jamás van a conseguir ninguno sus objetivos llevando a Estados Unidos a sentarse en una mesa de reuniones.

Como ya nadie escucha la voz de los realmente afectados, los sirios, han tenido que ser sus valedores, los rusos, quienes exijan la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU que, justamente, el día anterior había desconvocado su reunión por la falta de acuerdo entre estadounidenses y rusos.

Vitali Churkin, cabeza de la delegación rusa en la ONU, exige que Estados Unidos difunda el acuerdo firmado entre Kerry y Lavrov para demostrar “urbi et orbi” quiénes son los que están incumpliendo de manera descarada el acuerdo. ¡Como si cupiera algún tipo de dudas al respecto!

Unas horas antes de que se conociera el bombardeo de Deir Ezzor, DebkaFiles, es decir, el servicio de inteligencia israelí, publicaba una información que ofrece otro punto de vista diferente sobre este mismo asunto y que cabe calificar de premonitorio. Según los israelíes, el secretario de Defensa, Aston Carter, y el Pentágono ni aceptan ni reconocen los acuerdos firmados por Kerry, pasando por encima del mismísimo Obama.

Para justificar su rechazo, Carter se apoya en una ley votada en el Conreso que prohibe cualquier clase de cooperación militar con Rusia tras las anexión de Crimea en 2014 y la guerra en Ucrania.

Si eso es cierto, la Casa Blanca ha perdido el control, pero no ya de la Guerra de Siria, sino de su propia cocina. Se trataría de un verdadero amotinamiento de los militares estadounidenses, que habrían empezado a actuar por su cuenta y riesgo.

Que Obama es un verdadero pelele, ha sido evidente desde el primer día de su mandato, por lo que no es de extrañar que el Pentágono pase olímpicamente de él. Como ha dicho el embajador ruso Churkin, es preferible pensar eso y no que el bombardeo sobre Deir Ezzor sea una provocación militar indirecta contra Rusia. Es demasiado pronto para que empiecen los escalofríos.

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