El Partido Comunista de Grecia vota contra la legalización del matrimonio homosexual

A mediados de febrero el Parlamento griego aprobó una ley sobre el matrimonio civil entre personas del mismo sexo que contaba con el apoyo de la reacción (Nueva Democracia) y los partidos reformistas típicos de la pequeña burguesia posmoderna, Syriza y Pasok.

En un arranque de coraje poco común, el KKE, Partido Comunista de Grecia, votó en contra porque el verdadero objetivo de la ley es legalizar la comercialización de la gestación subrogada y la consiguiente degradación del papel de la mujer.

La ideología burguesa sigue adelante con su labor de zapa en todo el mundo, esta vez en nombre de la “igualdad” y los “derechos”, ocultando lo que no es más que un negocio que comercializa la reproducción humana y explota el deseo de paternidad de las personas.

Del mismo modo, la burguesía habla de los “derechos de los niños” pero no se lamenta cuando son víctimas de la explotación capitalista o de guerras, como la de Gaza, donde son asesinados por miles con la mayor frialdad.

“La institucionalización del matrimonio civil para parejas del mismo sexo es en realidad una extensión de la institución familiar a estas parejas, allanando así el camino a la comercialización de la procreación y la adopción, incluso ‘encargando’ bebés personalizados que cumplan con requisitos específicos”, dice el KKE en una resolución reciente en la que explica su voto.

Pero los posmodernos no tienen nada diferente que decir sobre lo que es “igualdad” y lo que son “derechos” de lo que dice la burguesía, que no es otra cosa que un individualismo burgués de lo más estrecho.

Como cabía esperar, la pequeña burguesía posmoderna ha reaccionado por su parte contra el KKE calificando su postura de “homófoba”, lo cual también es muy característico porque su ideología “identitaria” es la puerta de entrada del pensamiento burgués en los sectores populares.

El siguiente paso será acusar al Partido Comunista de Grecia de alinearse con la “extrema derecha”.

La población no se identifica en función de su orientación sexual o cualquier otra característica individual, sino por su posición de clase que, en última instancia, se reduce a dos: el proletariado y la burguesía. Lo importante, cabe concluir, es su posición social, no su posición en la cama.

La lucha contra cualquier forma de discriminación basada en raza, género, religión, color, nacionalidad u orientación sexual, está inextricablemente integrada con la lucha entre ambas clases sociales y, lo que es aún mucho más importante: desde su mismo origen el proletariado encabeza esa lucha contra todas las formas de discriminación, a las que aporta su propio sello clasista, que nada tiene que ver con la burguesía, tanto si es grande, como si es pequeña.

comentario

  1. Es claro que la contradicción central es de clase,las burguesías meten cuñas para sacarnos el foco con estos temas,las religiones e incluso los deportes,tenemos una labor imperiosa y enorme para desmontar ese teatro nefasto que prolonga la existencia de de un sistema en decadencia,abrazos!!!✊🏻✊🏻✊🏻✊🏻✊🏻

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