El Parlamento Europeo rechaza las medidas para luchar contra el cambio climático

Los progres, los verdes y la seudoecología están de luto. El Parlamento Europeo les ha fallado a la primera cita. Esta mañana debía votar ocho textos legislativos del paquete “Fit for 55”, que ha sido rechazado por 340 votos en contra, 265 a favor y 34 abstenciones.

El paquete “Fit for 55” forma parte de las delirantes medidas para luchar contra el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ahora el texto debería ser revisado por la comisión parlamentariapara someter a votación una nueva versión del paquete, es decir, nuevas negociaciones y cambalaches entre los grupos parlamentario.

El paquete “Fit for 55” fue propuesto en julio del año pasado por la Comisión Europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en un 55 por cien de aquí a 2030, en comparación con 1990.

El texto que acaba de ser rechazado fue el resultado de un compromiso entre el PPE (la reacción europea, mayoritaria en el Parlamento) y Renovación (centristas y liberales). En particular, preveía una reducción del 63 por cien de las emisiones de los sectores sujetos al mercado europeo del carbono para 2030, en comparación con 2005.

El mercado del carbono es un laberinto de intereses cruzados que tienen que ver más con la economía que con la ecología. En pocas palabras, Europa quiere imponer un arancel a las importaciones acusadas de ser “contaminantes” que se justifica con rocambolescas explicaciones que, en última instancia, lo que pretenden es proteger la industria europea de la competencia exterior, especialmente de la de los países emergentes.

En definitiva, los “expertos” climáticos le han dado la vuelta al asunto y quieren decir que quien “contamina” son esos países emergentes. La mira está puesta en sectores de altas emisiones (cemento, acero, fertilizantes, electricidad y aluminio, en particular) que, a su vez, ya tienen importntes aranceles protectores. Si se imponen más aranceles por razones “verdes” esos sectores quedarían doblemente protegidos de la competencia exterior. Pero si no se imponen, sería un estímulo a la “contaminación ambiental”.

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