El derecho a la vida

Nicolás Bianchi

-GORGIAS: La vida no existe, lo que hay son las condiciones de vida y trabajo. Viven los animales y las plantas y hasta los minerales, la Naturaleza con mayúscula. El ser humano, animal social, no; a lo más, se des-vive. O existe desviviéndose, místicamente hablando.

-EPIMÉNIDES: Tal vez, pero puedo pellizcarme y decir ¡ay!

-G: No sigues viviendo sino que sigues con vida, que no es lo mismo, aunque lo parezca.

-E: Bueno, tengo casa, trabajo, mujer, querida, estoy abonado al Plus y soy bueno al mus. No me quejo, vivo.

-G: Pero no eres libre. Tu queja sería porque no te alcanza para otro superfluo vicio. Os engañan y os confunden.

-E: Me amarga vos.

-G: No es lo mismo trabajar como necesidad realizadora de la persona que, y perdone la licencia del venablo, ¡por cojones!, como pasa bajo el capitalismo. Los animales no trabajan;el hombre, sí. Esta es la diferencia, o una diferencia. Los primeros viven y el segundo se (o lo) desvive pues se «mata» a trabajar siendo explotado. El animal come, bebe y engendra, pero no trabaja. Al igual que hacen los reyes y los parásitos con la diferencia de que para el animal la vida es un medio de vida y ambos (medio y vida) no se distinguen y son indiscernibles. Para un rey -cuya misión es comer, beber y engendrar, pero no robar ni enriquecerse indebidamente y no le pongo ejemplos porque es usted cretense, amigo Epiménides, famoso por su Paradoja- o un parásito la vida no es un medio sino un modo de vida. El rey, como decimos, come, vive y reproduce la estirpe y se toma la vida (que le viene heredada y regalada) como medio para vivir a modo. El parásito, igual, pues aspira a vivir «como un rey» otrosí sin hincarla. Del proletariado (que viene de «prole»: tener muchos hijos) querrían hacer lo mismo.comer, beber, ver fútbol, engendrar y reproducir nuevos proletarios pero tomándose la vida como medio y no como modo. Como veo que no se me entiende, que para eso soy un buen sofista, yo, Gorgias, millonario y patriota, más amante de Agamenón que de su porquero, esto sí, lo diré más claro: yo, capitalista y sujeto, te uso a ti como objeto y como medio y/o instrumento para vivir a modo, como dirían los aztecas o los mejicanos que no conozco todavía ni sé de ellos al no descubrirse cuando hablo el nuevo continente, no hay que pasarse con esto de la sofística, decía, digo, que democracia y capitalismo son conceptos incompatibles, como el agua y el aceite. Lo mismo que legitimidad y monopolio de la violencia. O llamar Estado de Derecho donde se tortura o se desahucia a la gente. Es mentira. Es la Caverna de Platón, mi maestro. La ideología es tan real como la falsa conciencia. Se miente para recrearla y vivir a modo y pues ni modo, cantinflescamente hablando. Inteligencias, diría Carlyle, vulpinas, zorrescas, putos de la pluma. Gente vendida, como yo, pero sin mi elegancia.

-E: Vale, tío, pero todo eso, que no por sabido conviene repetir para que no se olvide, ¿qué coño tiene que ver con el derecho a la vida y tal y tal, etc.?

-G: Recurriré a Marx, sin que sirva de precedente, quien decía esto de los partidos políticos burgueses: «vuestro derecho no es otra cosa que la voluntad de vuestra clase convertida en ley». Yo, burgués, maté, pero, una vez en el poder, a mí no se me puede matar. ESTO ES EL DERECHO A LA VIDA. Y aquí se acaba la historia y no hay más historias. Defiendo tanto el derecho a la vida como el derecho a morirse de hambre, vivir en un palacio o bajo un puente como Carpanta. Soy un liberal…

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