Australia: el terrorismo de Estado con el pretexto de la salud pública no conoce límites

El gobierno australiano ha impuesto uno de los estados de guerra más terroríficos del mundo con el pretexto de la pandemia, después de que Victoria anunciara una “crisis desastrosa” en respuesta al aumento de los “casos” de coronavirus.

Se han producido casos en que la policía ha atacado físicamente a personas que no portan la mascarilla, incluido un incidente en que una mujer fue estrangulada por un policía masculino.

La policía también tiene facultades legales para allanar las viviendas de las personas sin una orden judicial para realizar “controles de cuarentena”.

Del mismo modo, la policía también está instalando controles de carreteras para comprobar si, en efecto, las personas desplazan para ir a trabajar o con finalidades puramente recreativas.

Las Fuerzas de Defensa australianas patrullan los parques y otras zonas al aire libre para impedir que las personas puedan acceder a ellos.

La policía de Melbourne, en Australia, utilizará drones de alta tecnología para detectar a las personas que no llevan mascarilla al pasear por la calle y a los vehículos que violen el toque de queda o circulen a más de 5 kilómetros de la residencia de sus conductores (*).

“Se utilizarán aviones teledirigidos de alta potencia para encontrar a personas sin mascarilla y coches demasiado lejos de casa”, según un informe de la cadena 7News Melbourne.

Los drones también se utilizarán para asegurar que los parques de patinaje y de juegos permanezcan vacíos.

Los dispositivos de vigilancia pueden ser pilotados desde 7 kilómetros de distancia y producen imágenes tan claras que pueden leer la matrícula de un vehículo a 500 metros de distancia.

Cualquiera que sea sorprendido sin la mascarilla o violando el toque de queda de las 8 de la tarde a las 5 de la madrugada puede ser multado.

La policía también ha multado a un matrimonio porque su hijo estaba jugando a más de 5 kilómetros de su casa, mientras ejecutaba una orden de registro contra dos hombres cuyos ordenadores fueron incautados y que preparaban una manifestación contra el encierro.

Las cifras oficiales de la pandemia en Australia son irrisorias: 438 muertos y 23.773 casos positivos.

A los defensores del derecho a la intimidad les preocupa que no exista una cláusula de extinción sobre la aplicación de estas técnicas y que los drones se utilicen para espiar a los ciudadanos.

(*) pic.twitter.com/Yy84UBTH0V

Más información:
– Dossier coronavirus

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