Samir Amin ha quedado fuera de juego

Tras el Mayo del 68 en París, el economista egipcio Samir Amin estuvo de moda en los medios universitarios por sus teorías sobre el subdesarrollo, el Tercer Mundo y las economías llamadas “periféricas”.

Recientemente ha publicado un artículo sobre el imperialismo contemporáneo (*) que reincide en los tópicos favoritos de una corriente de economistas cercana a ese marxismo que circula en los medios académicos.

Aparentemente Amin pretende un sincretismo “marxista” en el que mezcla a Lenin con Stalin, Trotski y Bujarin, o a Mao con Chou En-lai y Den Xiao-ping. En el fondo, tras un tercermundismo imposible, lo que prevalecen son las viejas tesis de Kautski en la socialdemocracia alemana.

Hay que agradecer a Amin su voluntad deliberadamente revisionista, es decir, de modificar el marxismo, aunque en él es una prevención frente a posibles críticas, ya que nunca declara qué concepciones han quedado obsoletas y, además, se preocupa por defender sus propias tesis con invocaciones a Lenin que, más bien, son retóricas.

Por lo tanto, como tantos otros, Amin pretende hacer pasar sus propias concepciones sobre el imperialismo como si fueran leninistas, cuando son antileninistas.

Quien haya leído a Lenin sabe que el imperialismo es, más que nada, un etapa histórica que, como cualquier otra, está acotada en el tiempo. El imperialismo es el capitalismo mismo en su última etapa.

Por el contrario, para Amin la etapa premonopolista del siglo XIX también fue imperialista, por lo que confunde el imperialismo con el colonialismo. “El capitalismo histórico, dice, ha sido siempre imperialista”.

Pero luego para Amin el capitalismo tampoco conoce límites históricos. Toda la historia de la humanidad es capitalista, nada menos que “desde el año 1.000 en China”.

Ese tipo de concepciones no sólo derivan de que Amin no entiende el imperialismo como los marxistas, sino que ni siquiera entiende el capitalismo de la misma manera, lo cual es evidente en concepciones suyas que son típicamente proudhonianas, como la siguiente: “La violencia política internacional ocupa el lugar de la competencia económica”.

Como tantos otros tercermundistas, Amin reduce el imperialismo a una única contradicción (norte-sur, centro-periferia) en la que prevalece el saqueo y la violencia. El desarrollo del imperialismo, así entendido, reproduce esa dualidad, que se ensancha progresivamente como si fuera una maldición. Es una tesis lineal característica: los países del centro lo serán siempre, cada vez más poderosos, a costa de la miseria de los periféricos.

Un buen universitario, como Amin, debe poner de manifiesto su originalidad con la invención de neologismos y nuevos términos para vestir esas viejas teorías que parecen agotadas hace tiempo. En el caso de Amin esas teorías se llaman “capitalismo monopolista generalizado”, “superclase dominante emergente”, sistema de producción disperso o “globalizado”, etc.

Lo que Amin pretende es sostener algo parecido a lo que Kautski y Bujarin sostuvieron hace un siglo: que existe un “imperialismo colectivo” ahora representado por la triada (o troika) que forman Estados Unidos, Japón y Europa, que ese colectivo ha tomado “el lugar de los imperialismos nacionales históricos” y lleva a cabo una “gestión conjunta del mundo”.

Es la vieja teoría del ultraimperialismo, aunque Amin no cree que el centro tenga éxito en su “gestión conjunta del mundo” que, por el contrario, marcha hacia el desorden y el desequilibrio.

En fin, los nuevos conceptos y teorías de Amin no son tales. En su seno se ocultan las gastadas corrientes de la socialdemocracia. Amin quiere romper con las “limitaciones” del leninismo para dar un paso hacia atrás. No sólo está fuera de juego sino que se ha quedado anticuado antes de empezar. Sus explicaciones no sólo no explican los nuevos fenómenos, sino tampoco los antiguos.

(*) http://socialismo21.net/elimperialismo-contemporaneo-segun-samir-amin/

comentarios

  1. Es un poco la vieja polémica entre ¿unidad o rivalidad interimperialista? Según se responda,se es leninista o no,como el bueno de Samir Amin,aunque cite a Lenin.

  2. A mi me gusta entender. Si tú nos explicaras lo que realmente dice Amin, te quedaría muy agradecido.

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