¿Para qué sirve el Estado?

Darío Herchhoren

La pregunta de para que sirve el Estado, se contesta explicando que el Estado refleja la relación de fuerza que existe entre las diversas clases sociales que luchan entre si. Decía el viejo Marx (no Groucho sino Carlos), que la historia es la historia de la lucha de clases.

Dicho esto si miramos con atención veremos que el Estado capitalista donde vivimos, no es capaz de asegurar a los ciudadanos la vivienda, la educación, el vestido, el empleo o la salud. Solo los que pertenecen a las clases privilegiadas, logran garantizarse esas seguridades.

Y entonces deberíamos preguntarnos ¿para qué queremos un Estado que no nos cuida, que no nos da lo que necesitamos? La respuesta es, para nada.

Pero los seres humanos tendemos a juntarnos, a formar parejas, a constituir asociaciones, a crear Estados. Y ahora que se ha desatado la nueva plaga del coronavirus, deberíamos plantearnos si el mundo, la humanidad entera que esta siendo azotada por esta nueva peste, será igual que antes de la misma.

Indudablemente no. Estamos viendo que los que desmantelaron la sanidad pública apostando por una sanidad privada, ahora reclaman a voz en grito que el Estado les entregue los materiales necesarios para combatir la plaga. ¿Parece esto coherente? No, no es coherente.

Es necesaria la intervención del Estado en todos los ámbitos de la producción y la comercialización de ciertos bienes. Vemos como las organizaciones patronales que claman contra la intervención del Estado en la economía, ahora le piden al Estado al  que antes denostaron ayudas para salir de la situación de quiebra en que se encuentran. Ante estos reclamos el Estado tiene dos posibilidades a saber: La primera es apuntalar a las empresas privadas con generosos créditos a fondo perdido, y la segunda es aplicar esos mismos fondos y hacer por su cuenta lo que en principio iba a hacer la empresa privada.

El capitalismo es hijo de la revolución francesa de 1789, que instaura la famosa expresión «dejar hacer, dejar pasar». Ese es el paradigma del capitalismo. e Poner al Estado al servicio de una clase, que en un principio significó un avance, pero que ahora es solo una rémora, que intenta subyugar al mundo entero. Y en esta etapa en que el capitalismo ha llegado al cenit, convirtiéndose en imperialismo, que es su fase superior, estamos viendo como enormes cantidades de seres humanos han quedado fuera de esa economía, y no logran acceder ni siquiera a lo más básico, que es su alimentación.

Estamos asistiendo a una situación extraordinaria, donde está a la vista que sin la intervención preeminente del Estado la humanidad entera corre el peligro de verse irreversiblemente fragmentada con la desaparición de millones de seres humanos. Muchos de aquellos que eran panegiristas de la iniciativa privada, están viendo que sin la intervención del Estado la situación se les escapa de las manos, y corren peligro sus privilegios.

Es hora de soltar lastre por parte de las clases privilegiadas y entender que la situación que estamos viviendo puede llegar a traducirse en graves tumultos que lleven a una situación incontrolable. Imaginemos, y quizá no haga falta mucha imaginación que esta peste se prolongue, que el toque de queda que se cierne sobre toda la humanidad se prolongue por dos, tres o más meses. ¿Sería posible mantener a millones de personas en sus casas, sin que se produjeran graves disturbios? ¿Sería posible tener la economía paralizada durante tanto tiempo?

Todos estos interrogantes más tarde o más temprano habra que hacérselos. Seguramente el mundo que nos espera cuando esto pase deberá ser distinto.

Las recetas actuales no servirán. El Estado avanzará en su actividad económica mediante algún tipo de planificación, los salarios deberán aumentarse para que la población gaste dinero y otra vez se ponga en marcha la rueda, y seguramente los teóricos del capitalismo volverán a aplicar las recetas keynesianas, que en su momento fueron aplicadas por Franklin Roosevelt, pero que estimo ahora no servirán. Necesariamente se aplicarán medidas propias del socialismo, y lo curioso es que quienes las apliquen serán los propios liberales, ya que si no lo hacen sucumbirán necesariamente. La situación les pasará por encima.

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