Los ataques contra Engels están dirigidos contra el materialismo

Un escrito anterior ha suscitado comentarios críticos que, aparentemente, se dirigen sólo contra Engels, de quien dicen que le hizo un daño inmenso al marxismo con su “Dialéctica de la naturaleza”. No obstante, a pesar de las apariencias, el objetivo de ese tipo de críticas no está enfilado contra Engels sino contra el materialismo, es decir, que se trata de otro intento más de convertir al marxismo en una variante del idealismo subjetivo, que es el propósito de esos “marxistas occidentales” partidarios de la filosofía “de la praxis”, que se pretenden amparar en la Tesis 11 sobre Feuerbach acerca de “cambiar el mundo”.

La burguesía no sólo tiene una concepción errónea acerca de la naturaleza sino que su error desemboca en otra concepción no menos errónea acerca de eso que llaman “ciencias de la naturaleza” por contraposición a las ciencias humanas o sociales. Son dos variedades del mismo error. Un ejemplo de ello es cuando el Vaticano rechaza la homosexualidad por ser una práctica “antinatural”, cuando entre los animales el índice de homosexualidad oscila de un 2 a un 15 por ciento, según las especies. Como no podía ser de otra forma, el récord del orgullo gay lo ostenta la cacatúa rosa, una especie de loro con un 44 por ciento de ejemplares que mantienen relaciones “íntimas” con los de su mismo sexo. Decir que en el sexo hay algo natural o antinatural es absurdo, lo mismo que hablar del índice de crecimiento “natural” o “vegetativo” de la población. Por cierto: ¿la demografía es una ciencia social o natural?

El “marxismo occidental” quiere reducir el marxismo al materialismo histórico porque así es como entienden ellos la práctica y la consigna de “cambiar el mundo”. También dicen que “extender la dialéctica a todo lo que existe en la naturaleza es salirse completamente del objeto del marxismo”. El propósito del idealismo es que la burguesía pueda proseguir indefinidamente lanzando todo tipo de sandeces en nombre de la ciencia, mientras que los marxistas deben mantener la boca cerrada porque lo suyo son sólo las ciencias sociales. Es fácil adivinar que se trata de un desarme en toda regla del proletariado y, naturalmente, un intento de vaciar al marxismo de contenido, que empieza por expulsar a Engels del olimpo de los “padres fundadores”, del que hace tiempo que ya han sacado a Lenin y Stalin.

El ataque fue iniciado por Lukacs quien imputó a Engels (nada menos que) una profunda incomprensión de la naturaleza práctica de la industria y la experimentación científica que, según Lukacs, son puramente contemplativos (1). En este punto el problema de los idealistas como Lukacs es doble. Por un lado, tienen una noción muy diferente de la de Marx y Engels acerca de la práctica: lo mismo que los partidarios de la filosofía “de la praxis”, Lukacs no sabe lo que es la praxis. Por el otro, el tortuoso concepto de naturaleza (y de la dialéctica de la naturaleza) que trata de esbozar (2), también es ajeno al marxismo.

Lo mismo le ocurre a Alfred Schmidt, un seguidor de la llamada Escuela de Frankfurt que en los años sesenta escribió una penosa obra titulada “El concepto de naturaleza en Marx”, en la que se saca de la manga un supuesto enfrentamiento entre Marx y Engels y le imputa a la “Dialéctica de la naturaleza” un tratamiento exterior al objeto de la ciencia (3), algo superpuesto a él, artificioso. Lo ha repetido la burguesía muchas veces: la dialéctica de la naturaleza de Engels se superpone a la naturaleza e incluso a la ciencia, adherida como si fuera un apósito, un postizo.

Por ejemplo, según Schmidt, Engels aplica categorías hegelianas a la célula, incluso despreocupándose de sus presupuestos idealistas especulativos. Es falso. Engels no aplica nada a la célula y mucho menos categorías hegelianas, es decir idealistas. Schmidt oculta que Engels no se refiere a la célula sino a la teoría celular, que es algo muy distinto. Por lo demás, hasta el menos informado se apercibe de que la esencia del desarrollo celular es dialéctica: uno se divide en dos y dos forman uno.

En estos ataques Engels sólo es la coartada. El verdadero propósito del “marxismo occidental” es lanzar un torpedo a la línea de flotación del materialismo en su conjunto y, por consiguiente, Marx es la otra parte del asunto porque, como materialista, se le pueden hacer exactamente las mismas imputaciones que a Engels, ya que ambos defienden el mismo materialismo. En la obra de Marx no existe ninguna dicotomía entre el ser humano y la naturaleza. Ésta no es algo externo o exterior al ser humano: “El hombre no está en la naturaleza sino que es naturaleza”, dice Marx.

A diferencia de Lukacs, Marx no considera al hombre como un espectador que no interviene en la naturaleza sino que, muy al contrario, habla de “metabolismo” (“Stoffwechsel”) entre el hombre y la naturaleza. El trabajo humano, la producción, es la parte principal de ese metabolismo del que habla Marx.

Pero, por cierto, hagamos un inciso: el concepto de metabolismo procede de la filosofía griega (“metabolei”), en donde significaba “movimiento”, de donde pasó a la biología para sustituir al término “intosuscepción” con el que hasta principios del siglo XIX se había explicado la especificidad de los cambios (dialécticos) que experimentan los seres vivos, a diferencia de los objetos llamados “inertes”.

Es obvio que hoy (como en tiempos de Marx) el metabolismo es un concepto propio de las ciencias naturales y, más en concreto de la fisiología y la bioquímica. Pero el metabolismo supera la descripción científica de un mera interacción dialéctica de la manera en que habitualmente se entiende: se trata de una auténtica interpenetración, de una progresiva asimilación de la naturaleza por la sociedad. Ciertamente hay una diferencia: donde las ciencias naturales hablan de digestión, Marx habla de producción.

El concepto de metabolismo que utiliza Marx ayuda a entender su definición de naturaleza: “La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de que la vida física y espiritual del hombre depende de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza”.

Las citas de Marx se pueden multiplicar a gusto del lector, pero me quedaré con aquella en la que afirma que la historia misma, la historia social, no es más que una parte de la historia natural, es decir, de la transformación (desdoblamiento lo llama) de la naturaleza en sociedad y, por consiguiente, que no existe ninguna diferencia entre las ciencias de la naturaleza y las de la sociedad (4). Lo mismo cabe decir de Darwin, del que parece que cuando habla del origen de las especies se refiere sólo a la naturaleza; pero cuando habla del origen del hombre, ¿no habla Darwin también de la naturaleza? Si eso es así, ¿cuál es la diferencia entre unas ciencias y otras?

Los marxistas tienen un concepto erróneo de sí mismos si creen que Marx y Engels procedieron de una manera diferente al resto de los pensadores más grandes de la humanidad al “mezclar” a la ciencia con “otras cosas” que (por ello mismo) parece que no lo son, es decir, que no son científicas. Newton hizo exactamente lo mismo que ellos al llamar “filosofía natural” a la física. Lo mismo cabe decir de Descartes, conocido tanto por su filosofía como por su geometría analítica. Además de un conocido filósofo, Aristóteles escribió varias obras sobre biología, Kant fue el pionero de la cosmología…

Ya que he hablado antes de la sexualidad, recordaré que Darwin la ponía como ejemplo de selección “natural”, después de llevar a cabo su propia selección, que era muy poco “natural” y, desde luego nada científica: las mujeres, decía Darwin, seleccionan a los hombres por su atractivo físico (5). Mi duda es si una afirmación como esa:

a) forma parte de las ciencias sociales
b) forma parte de las ciencias naturales
c) es una chorrada, o sea, ideología y prejuicios de la peor especie

Los guapos, las guapas, los feos y las feas son un ejemplo claro de lo que los biólogos llaman “dimorfismo” o sea otro ejemplo de dialéctica: a lo largo de su evolución “natural” las especies, lo mismo que las células, experimentan un desdoblamiento dialéctico (uno se divide en dos) entre ejemplares sexualmente diferenciados, macho y hembra, que en las especies menos evolucionadas no existe porque son “unisex”.

Etcétera. La dialéctica está por todas partes, incluida la naturaleza, las galaxias, los átomos, la geometría y la lucha de clases. Al defenderlo así Engels llevó a cabo un trabajo magistral, escribió una obra pionera y revolucionaria en su campo, tanto que, por esos escritos y por otros a la misma altura, Engels pasará a la historia como uno de los más grandes pensadores de la humanidad: el que sentó las bases del materialismo realmente científico. Los marxistas deberían sentirse muy orgullosos de contar entre sus filas con un gigante de la talla de Engels.

(1) Lukacs, Historia y conciencia de clase, Grijalbo, México, 1969, pgs. 179 y stes.
(2) Historia y conciencia de clase, cit., pgs. 263 a 265.
(3) Schmidt, El concepto de naturaleza en Marx, Siglo XXI, Madrid, 1977, pgs. 46 y stes.
(4) Marx, Manuscritos: economía y filosofía, Alianza, Madrid, 1968, pgs.110-111 y 152-153.
(5) Darwin, El origen del hombre, Madrid, 2006, tomo II, pg.376.

comentarios

  1. Honor que me hace Juan Manuel Olarieta al tomarse la molestia de referirse a mis humildes comentarios. Yo estoy a años luz de sus extensos conocimientos, por eso lo tengo como fuente principal de información, especialmente en los aspectos teóricos. Me considero un investigador de la pregunta de Fidel del 2005: Ellos, los capitalistas, no pueden destruir el socialismo; nosotros, los socialistas, si podemos.

    No pretendo ni remotamente debatir con Olarieta, tan solo aclarar algunas suposiciones y plantear algunos hechos interesantes para mi investigación.

    1. En ningún caso me dirijo contra Engels. De hecho, jamás me dirijo en contra de nada, mi filosofía de vida es avanzar por el camino que conduce al socialismo y luego al comunismo. Solo "ataco, embisto, voy en contra …" de cosas que se cruzan en el camino e impiden avanzar hacia el socialismo.

    Lo del "Materialismo dialéctico" y especialmente la "Dialéctica de la naturaleza" que relaté en comentario de artículo anterior, son hechos que me ha tocado vivir.
    Es lo que yo he vivido, ver un novato que luego de un novato que luego de un curso sobre dialéctica, piensa que es algo que tiene que ver con el crecimiento de las plantas.
    También he visto que gente muy culta en marxisto, dedica la sección "Materialismo dialéctico" para publicar artículos sobre ciencia.
    Así es como la gente usa la "Dialéctica de la naturaleza" de Engels, por eso digo que le hace un gran daño al socialismo.

    Esas conductas claramente entran en la explicación de la pregunta de Fidel. Por otra parte, es casi nulo lo que encontrado sobre utilizar la dialéctica para hacer avanzar hacia el socialismo.

    2. De ninguna manera ataco el materialismo. De hecho, mi denuncia de la "Dialéctica de la naturaleza" nace de hechos reales que me ha tocado vivir.
    En mi comentario anterior entregué una fórmula para utilizar la dialéctica en forma útil para avanzar hacia el socialismo; la gente que enseña en base al escrito de Engels, o se basa en el, termina no utilizando esta herramienta fundamental para avanzar al socialismo.
    En mi experiencia personal, la "Dialéctica de la naturaleza" ha resultado un completo distractor, un sacar a la gente del camino al socialismo, poníendola a enfrascarse en temas científicos. Absolutamente materialista mi actuación.

    Hay un problema, es mucha la gente que, luego de leer "Dialéctica de la naturaleza", termina abocándose a temas científicos y ni por asomo utiliza la dialéctica para estudiar y actuar en política, avanzar hacia el socialismo.
    Ese uso distractor debe ser denunciado y combatido. Yo propongo sacar el escrito de Engels de la obra de los Padres Fundadores; puede haber otras soluciones. Pero mantener la obra a troche y moche, sabiendo que la enorme mayoría es desviada, no es aceptable.

    3. Dentro de mi investigación descubrí que la "Dialéctica de la naturaleza" fue publicada en 1925. O sea, Lenin no la leyó y logró el triunfo revolucionario más extraordinario. Igual con la "Ideología alemana".
    Mi solución, quedarse con la dialéctica de Lenin, tiene respaldo en esos hechos; no por dejar de leer la obra de Engels los revolucionarios socialistas van a perder la importantísima herramienta de la dialéctica.

    4. No defiendo la filosofía de la praxis, la conozco solo de nombre. Gracias a este artículo me informo que forma parte del bagage de los marxistas occidentales (que supongo son lo mismo que los eurocomunistas).

    5. El resto del escrito de Olarieta contiene una erudición que yo ignoro totalmente, y que es precisamente la razón por la cual leo su Web.
    Si alguna vez me es necesaria para entender la debacle del siglo 20, seguro abordaré esos temas. Mi comentario apunta a un problema que me ha tocado vivir, el cual perjudica notablemente salir del hoyo en que quedamos metidos.

    6. Para no dejar dudas, para mi los Padres Fundadores son Marx, Lenin y Stalin, cubriendo cada uno de ellos distintas áreas.

  2. ¿Y que hay de la defensa que Engels hizo de Lamarck? eso fue parte de lo que hizo que se tuviera gran desdén por la dialéctica engelsiana, porque la mayoría de los marxistas, por increible que parezca, son darwinianos, siendo que Darwin abogó por la desigualdad y por el exterminio de las razas inferiores¿el marxismo es manipulador?

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