Las provocaciones de la OTAN contra Rusia llegan hasta el Ártico

Un buque ruso quedó bloqueado durante varias semanas cuando viajaba hasta el archipiélago de Svalbard, en Noruega, para aprovisionar a los mineros rusos que viven en ese territorio del Ártico. Es otra provocación del mismo estilo que la de Kaliningrado.

Rusia no se anduvo por las ramas y lanzó un ultimátum a Noruega, que esta madrugada ha desbloqueado el paso de los contenedores, que ahora van de camino hacia el archipiélago noruego, es decir, cerca del Ártico, en un territorio bajo la salvaguardia de la OTAN.

En Barentsburg, una ciudad de Svalbard, hay una mina de carbón operada por una empresa rusa y en el archipiélago hay un tratado específico que lleva en vigor desde hace un siglo. Pero la OTAN no entiende de tratados ni de compromisos internacionales. Sólo escucha el lenguaje de la fuerza o la amenaza de la misma.

No es nada nuevo, nada que no hayamos conocido antes. Lo novedoso es la preocupación creciente de la Alianza imperialista por el Ártico, lo que ya se ha puesto de manifiesto con la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN. En 1996 se creó el Consejo Ártico para reunir a los ocho países ribereños (Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia, Finlandia, Suecia, Noruega y Rusia), pero ahora la frágil arquitectura de cooperación al norte del paralelo 66, ha desaparecido.

El Consejo fue una iniciativa de la URSS en los años ochenta y ahora han dejado a Rusia al margen de sus reuniones, a pesar de que más de la mitad de las costas del Ártico limitan con Rusia. Pero el Telón de Acero también ha caído sobre la zona polar. Sólo falta que levanten otro muro para acabar de militarizarla, ya que ofrece una posición geográfica idónea para interceptar o disparar misiles a corta distancia.

Estados Unidos, que limita con el Ártico a través de Alaska, está dando cada vez más importancia al Ártico. En 2019 Trump presentó una oferta por Groenlandia a Dinamarca y el año pasado el Pentágono publicó un documento en el que exponía su estrategia para “recuperar el dominio del Ártico”.

El círculo polar también tiene un enorme interés económico. El Pentágono cifra el valor de las reservas mineras del Ártico en 1.000.000 millones de dólares. El subsuelo contiene inmensas reservas de gas y petróleo. La riqueza minera es colosal, ya sea oro, platino, diamantes, titanio o tierras raras, esenciales para los equipos electrónicos y las baterías eléctricas.

Viajar en barco de Shanghai a Nueva York por el hielo lleva siete días menos que por el Canal de Panamá.

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