La militarización del dólar acaba con el libre comercio

La invasión rusa de Ucrania está acelerando la fragmentación de la economía mundial que comenzó con la crisis económica de 2008. Los países occidentales proponen la formación de una “OTAN económica” y el traslado de las actividades de sus grupos industriales a países amigos. China se considera el rival más importante, un adversario tanto económico como político.

La crisis de 2008 acercó el mercado mundial a la política internacional y la erección de barreras proteccionistas por parte de los países desarrollados, con el pretexto de la “seguridad nacional”. Desde febrero del año pasado la guerra se ha convertido en la norma de las relaciones económicas internacionales. El mundo ha pasado de las guerras comerciales a la guerra total. Hoy en día, las guerras movilizan tanto medios militares como instrumentos económicos.

El dólar se ha militarizado y ha fragmentado la economía mundial. Estados Unidos propone a la Unión Europea la ampliación de la alianza militar entre las dos orillas del Atlántico a otros terrenos y pide a los monopolios de esos países que las cadenas de producción vuelvan a los “países amigos”. El objetivo es que China deje de ser la “fábrica del mundo” y expulsarla de los mercados mundiales.

El objetivo también es Rusia naturalmente: en marzo del año pasado Estados Unidos y los países europeos revocaron la cláusula de nación más favorecida, que constituye el núcleo del multilateralismo en sus relaciones comerciales con Rusia.

Poco después de la crisis financiera de 2008, la Secretaria de Estado Hillary Clinton propuso que la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea para contrarrestar el ascenso de China y, más en general, de los Brics (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica). En 2013 el Wall Street Journal habló de una “OTAN económica” y otros, como la antigua primera ministra británica Liz Truss, propusieron convertir al G7 en esa “OTAN económica” (1).

El proyecto fracasó y luego fue retomado por equipos próximos a la Casa Blanca para formar un bloque de países asociados a Estados Unidos. El libre comercio (“globalización”), que se basaba en las reglas del multilateralismo, encarnadas por la Organización Mundial del Comercio, tuvo su luna de miel con la caída del Muro de Berlín y se ha acabado en Ucrania treinta años después.

Además, en 2020 Janet Yellen, actual Secretaria del Tesoro estadounidense, pidió a los monopolios la segunda deslocalización: que devuelvan las cadenas productivas a los países aliados, políticamente sumisos (2). Esta posición se aprobó en una conferencia especialmente convocada sobre el futuro de la economía mundial y la dirección económica de Estados Unidos dos meses después del estallido de la Guerra de Ucrania. Varios dirigentes europeos, entre ellos la Presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, apoyan esta exigencia (3).

Es el fin del “libre comercio”, e incluso de internet como red mundial interconectada. Las grandes potencias occidentales han comenzado a elaborar listados de “países aliados” y de sectores estratégicos que no se pueden deslocalizar. Es lo que el Comisario Europeo de Industria, Thierry Breton, califica de “geopolítica de las cadenas de suministro”.

(1) https://www.gov.uk/government/speeches/foreign-secretarys-mansion-house-speech-at-the-lord-mayors-easter-banquet-the-return-of-geopolitics
(2) https://home.treasury.gov/news/press-releases/jy0714
(3) https://www.ecb.europa.eu/press/key/date/2022/html/ecb.sp220422~c43af3db20.en.html

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