Falsa Bandera: Israel puso el crimen como política de Estado hacia los países vecinos

“Hemos hecho cosas terribles con el apoyo de [Ariel] Sharon [Ministro de Defensa israelí]. He apoyado e incluso participado en algunas de las operaciones de asesinato de Israel. Pero aquí estamos hablando de exterminio masivo, sólo para matar y sembrar el caos y el terror entre los civiles. ¿Desde cuándo enviamos mulas cargadas de bombas a los mercados para que exploten?”

Así se expresa un agente del Mossad citado en el libro “Rise and Kill First: The Secret History of Israel’s Targeted Assassinations”, del periodista israelí Ronen Bergman, especialista en asuntos militares y de espionaje del rotativo Yediot Aeronot de Tel Aviv.

En julio de 1979 el Instituto Jonathan, estrechamente vinculado al gobierno israelí, organizó una conferencia sobre terrorismo internacional en Jerusalén.

El Instituto Jonathan lleva el nombre de Jonathan Netanyahu, un miembro de las fuerzas especiales del ejército israelí que en la noche del 3 al 4 de julio de 1976 murió en el asalto en el aeropuerto de Entebbe, la capital de Uganda, a un avión secuestrado por miembros del Frente Popular de Liberación de Palestina.

El padre de Jonathan es el historiador Benzion Netanyahu, antiguo secretario personal de Zeev Jabotinsky, fundador de una versión ultrareaccionaria del sionismo. Fue uno de los principales impulsores del Instituto y pronunció el discurso de apertura de la Conferencia.

El evento, explicó, era el comienzo de “la unión de las democracias en la lucha contra el terrorismo y sus peligros”. Contra el “frente internacional del terrorismo”, argumentó Netanyahu padre, el desafío es movilizar “a la opinión pública organizada que impulse a los gobiernos a actuar”.

Los oradores de la Conferencia de 1979 son un verdadero catálogo de los sectores más reaccionarios, tanto de Israel como de Estados Unidos.

Benzion Netanyahu subrayó “la importancia de establecer un marco conceptual claro desde el principio”. El terrorismo, explicó, es el “asesinato deliberado y sistemático de civiles de forma que inspire temor”. Es un “mal moral” que “infecta a los que cometen estos crímenes y también a los que, por maldad, ignorancia o simple negativa a pensar, los aprueban”.

El Instituto organizó una segunda Conferencia en Washington en junio de 1984. Sus actas fueron editadas por Benjamin Netanyahu y publicadas bajo el título “Terrorismo: Cómo puede ganar Occidente”. Netanyahu hijo explicó que la Conferencia de 1979 había ayudado a “centrar la atención de los influyentes círculos occidentales en la verdadera naturaleza de la amenaza terrorista”.

Sin embargo, esto no era suficiente, ya que faltaba una “respuesta internacional coherente y unida”. La promoción de esta política unificada, concluyó, fue “el principal objetivo de la segunda reunión internacional” del Instituto Jonathan.

Al final del primer mandato de Ronald Reagan, en 1983, los funcionarios estadounidenses habían llegado a aceptar y adoptar las suposiciones clave que habían estado en el centro del discurso sobre el terrorismo de Israel durante años. El terrorista es “El Otro” no occidental. Utiliza medios malvados e inmorales para fines igualmente malvados e inmorales.

El terrorista pertenece a un mundo incivilizado. Por el contrario, “nosotros” nos oponemos, condenamos y rechazamos “todo terrorismo“. Nuestros usos de la fuerza son legítimos y siempre defensivos, porque noi hacemos más que responder a la “amenaza terrorista”.

El libro de Bergman es un resumen de las operaciones secretas del gobierno israelí para crear una organización en Líbano que cometiera los ataques terroristas.

Uno de los objetivos de esta operación secreta era precisamente empujar a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) a utilizar el terrorismo para justificar la invasión del Líbano por parte de Israel.

Entre 1979 y 1983, precisamente en el período comprendido entre ambas conferencias, dicha organización llevó a cabo una campaña a gran escala de coches bomba en la que murieron cientos de palestinos y libaneses, en su mayoría civiles.

La fantasmagórica organización no era nada distinto del propio Estado de Israel, de sus funcionarios y de sus tentáculos porque es un Estado que nace del crimen y sólo se sostiene gracias a él.

Más información:

— No se trata de no dejar pistas sino de que sean falsas
— La ola de atentados con coche bomba cometidos por Israel en Líbano
— Todos los palestinos son la OLP (todos los vascos son ETA), todos son terroristas

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