Estados Unidos ha sufrido una grave derrota en la guerra económica que ha iniciado con China

La noticia de que la inflación en Estados Unidos alcanzó en enero el nivel más alto en 40 años, el 7,5 por cien, es el indicador más claro de los graves problemas de su economía. Las restricciones monetarias con las que el Banco de la Reserva Federal intentará controlar la situación, ralentizará la economía estadounidense y tendrá importantes efectos en los mercados mundiales.

La inflación es especialmente significativa si se compara con el 1,5 por cien de inflación en China, su principal competidor económico, en el mismo mes. La inflación de Estados Unidos es cinco veces superior a la de China. Estos niveles de inflación relativa tienen efectos extremadamente restrictivos sobre la política económica de Estados Unidos, que se verá obligado a aplicar medidas para frenar su economía. Por el contrario, China, cuya economía ya crece más rápido que la de Estados Unidos, tiene margen para una mayor recuperación económica sin causar presiones inflacionistas.

Es sólo uno de los síntomas de que Estados Unidos ha sufrido una grave derrota económica en su competencia con China. Eso, a su vez, tiene importantes consecuencias políticas tanto en Estados Unidos como a escala internacional.

En Estados Unidos la inflación ha provocado un descenso en el nivel de vida de la inmensa mayoría de la población. El 68 por cien de los estadounidenses consideran que la economía es el problema más importante al que se enfrentan, casi el doble de los que mencionan a la pandemia (37 por cien).

Estados Unidos ha sufrido una grave derrota en la guerra económica que ha iniciado contra China. En 2018 lanzó su ofensiva comercial imponiendo unilateralmente aranceles a las importaciones chinas. El objetivo era reducir el déficit comercial de Estados Unidos y reconstruir su industria. Pero los datos muestran claramente que no ha logrado su objetivo.

En 2017, el último año antes de que Estados Unidos iniciara la guerra comercial, el déficit comercial de mercancías era de 792.000 millones de dólares; el año pasado había aumentado a más de un billón de dólares, a pesar del aumento de los aranceles.

Tampoco ha logrado perjudicar el comercio internacional de China. El superávit comercial de Pekín ha pasado de 420.000 millones de dólares en 2017 a 676.000 millones el año pasado, cuando las exportaciones e importaciones de China crecieron un 30 por cien.

Desde el inicio de la pandemia, ambas economías se han ralentizado debido a las restricciones sanitarias, pro la de Estados Unidos ha salido más perjudicada en relación con China. Entre 2017 y 2021 la economía estadounidense creció un 7,3 por cien, mientras que la de China lo hizo en un 25,1 por cien, tres veces más que la estadounidense.

Estados Unidos se ha convertido en una economía parasitaria, dominada por el consumo y la gratificación a corto plazo.

En 2020, la creación neta de capital en Estados Unidos, después de contabilizar la depreciación, fue sólo el 1 por cien de la renta nacional bruta estadounidense. Esta cifra es inferior al 10 por cien de su nivel en el punto álgido del auge de la posguerra en Estados Unidos, en la década de 1960. Tal nivel de inversión significa que Estados Unidos apenas aumenta su monto de capital, por lo que su crecimiento económico es muy lento.

El enorme nivel de gasto militar de Estados Unidos, 905.000 millones de dólares el año pasado, más que el de los siguientes siete países juntos, podría reducirse drásticamente, liberando importantes recursos para la inversión, pero para ello habría que abandonar su agresiva política exterior.

Abandonar los aranceles comerciales contra China, que cuestan a cada hogar estadounidense cientos de dólares al año, reduciría la inflación, pero exigiría abandonar la guerra comercial.

Es poco probable que la victoria económica de China reduzca la hostilidad de Estados Unidos. Como un tigre acorralado, Estados Unidos podría volverse aún más agresivo, como demuestran sus recientes políticas hacia Taiwán. No tiene sentido intentar razonar con un tigre acorralado, y mostrar debilidad sólo aumentará sus ataques.

En comercio, crecimiento económico e inflación, China está muy por delante y las sanciones estadounidenses han fracasado estrepitosamente.

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