Entre la ‘extrema derecha’ y los hilos oscuros del Kremlin

En España los oportunistas llevan dos años a piñón fijo: los que se manifiestan contra las restricciones sanitarias son la “extrema derecha”, incluso en países donde no conocen tal cosa. Su postura consiste en sostener dichas restricciones, es decir, el estado de alarma, las detenciones masivas, la patada en la puerta…

En Canadá dicen lo mismo, aunque hay una variante traída por la actualidad: quien está detrás de las protestas de los camioneros es el gobierno ruso. No obstante, siempre es posible una amalgama: son ambas cosas a la vez, es decir, la “extrema derecha” y “agentes rusos”. No importa nada que en la reciente cumbre de la “extrema derecha” en Madrid se hayan pronunciado contra Rusia en la crisis de Ucrania.

Cuando a finales de enero arrancaron en Canadá las primeras caravanas de camiones, la emisora pública, Canadian Broadcasting Company (CBC), comenzó a decir que había “protagonistas rusos” entre los camioneros (1). Putin se tomaba su pequeña venganza por el posicionamiento del gobierno canadiense a favor de Ucrania.

Naturalmente, la tesis de la CBC no es una teoría de la conspiración, sino un hecho que sus reporteros han comprobado muy fehacientemente. Nadie les pide fuentes, ni pruebas, ni nada. David Shipley, a quien la CBC presenta como “un experto en ciberseguridad de New Brunswick”, está convencido de que los rusos mueven los hilos. “¿Quién tendría motivos ahora mismo para provocar el mayor caos en Canadá? Pues bien, a la cabeza de esa lista está Rusia”, dice el cretino de Shipley (2).

La intoxicación nunca tiene miedo al ridículo. Las protestas que se están viendo en el mundo entero son las más importantes en décadas y están dando lugar a una represión desaforada, tanto en Europa como en Canadá, y los charlatanes las presentan como si se tratara de “antivacunas”, es decir, como si se tratara de alguien que lucha en defensa de convicciones ideológicas, o por principios que tienen que ver con la salud.

Pero todo en esta pandemia tiene poco que ver con la salud. Los propios camioneros canadienses han aclarado desde el primer instante que es una lucha conjunta de los vacunados y los no vacunados, porque no es una protesta farmacéutica sino laboral: tanto los camioneros vacunados como los no vacunados no pueden guardar cuarentena en las fronteras porque nadie se las paga.

Como los demás trabajadores, los camioneros han caído en la cuenta de que vacunarse no ha servido de nada porque se ven sometidos a las mismas restricciones que quienes no lo han hecho.

Los gobiernos exhiben con orgullo sus porcentajes de vacunación. Incluso en Canadá la inmensa mayoría de los camioneros están vacunados y son -precisamente- los que están al frente del movimiento. Pero casi nadie se ha vacunado convencido de la bondad de las inyecciones para su salud. Lo han hecho presionados por sus empresas, por las amenazas de despido y por la necesidad de desplazarse.

Lo mismo que las movilizaciones de los chalecos amarillos en 2018, que también fueron acusados de pertenecer a la “extrema derecha”, un nuevo torrente de fuerzas sociales está saliendo a la calle sin complejos.

Cuando los llorones se lamentaban de que las masas estaban adormecidas, tienen ahora en la calle a miles de ellas apaleadas, detenidas y encarceladas, pero dispuestas a todo. Es una versión política de la fábula de Samaniego: después de esforzarse por el hambre, la zorra oportunista renuncia a las uvas porque “no están maduras”.

Hay que preguntarse quién no está maduro, si es un problema del movimiento de masas o de los oportunistas que no son capaces de alcanzar las uvas.

Desde hace décadas el capitalismo experimenta una proletarización acelerada de la mano de obra en muchos sectores económicos y un importante incremento del ejército industrial de reserva, que a veces se califica como “precariedad”. Las condiciones materiales de trabajo han caído de manera brutal para la inmensa mayoría de la población. Eso es lo que está llevando a nuevas riadas de fuerzas sociales a las calles.

Esas riadas son heterogéneas y espontáneas en todas sus formas de expresión, acción y organización porque quien debería ponerse al frente se ha pasado a las filas del enemigo.

(1) https://www.dailymail.co.uk/news/article-10468751/CBC-spreading-conspiracy-theory-Russian-actors-trucker-vaccine-mandate-protests.html
(2) https://www.cbc.ca/player/play/2002191939918

comentarios

  1. Aquí en Alemania sucede lo mismo con las acusaciones hacia los que protestan contra las medidas fascistas. Nos llaman nazis o extrema derecha. Últimamente entre las reivindicaciones de los manifestantes está la paz, no solo en el sentido de dejar a la gente en paz con la vacunación sino también en el sentido de no llevar a Alemania a una guerra que a la clase obrera, aunque inconsciente, no le interesa. Es curioso que quienes se dan cuenta de la trama guerrerista de EEUU son justamente los que se han dado cuenta de la farsa de la pandemia. Está claro que el fascismo de nuevo tipo se oculta detrás de las acusaciones de fascistas a quienes lo combaten.

  2. Se está subestimando la batalla de Ottawa contra el WEF y su monigote Trudeau. Este enfrentamiento es una batalla crucial, porque si el WEF no gana aquí fallará también en todos los demás países y la Agenda 2030 fracasará, por eso NO PUEDEN PERDER y su reacción va ser brutal. La guerra de los camioneros es crucial para el futuro de la humanidad, por eso hay que apoyar al pueblo de Canada en su lucha, cuyo desenlace nos afectará a todos inevitablemente. GO TRUCKERS!!

  3. Excelente análisis. Oportunismo es la palabra perfecta para la galaxia Podemos, IU, anarquistas, independentistas… Miren a Bildu, Compromís, CUP, etc. Colabos con la peor tirania capitalista

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