El último baluarte de Francia en el Sahel se tambalea

En la madrugada de ayer los soldados confirmaron el derrocamiento del presidente de Níger, Mohamed Bazum. Un grupo de guardias presidenciales bloqueó los accesos al palacio de gobierno.

El general Omar Tchiani, que había sido destituido de su cargo de comandante de la guardia presidencial, que ha ocupado durante 10 años, es uno de los dirigentes del golpe.

Estados Unidos y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental condenaron rápidamente el golpe y pidieron la liberación inmediata del presidente. Pero el resultado político del golpe sigue siendo incierto.

Aunque el gobierno de Niamey describió inicialmente el incidente como un “movimiento de ánimo”, parece que la situación ha cambiado y el presidente beninés, Patrice Talon, está negociando con ambas partes.

Si finalmente cae Bazoum, Francia podría perder uno de sus últimos aliados estratégicos en el Sahel, comprometiendo aún más su posición en la región.

En los últimos años, Francia ha experimentado un número creciente de desafíos en el Sahel, incluida la retirada forzosa de Mali y Burkina Faso, que han reducido significativamente su influencia regional. Con los recientes acontecimientos en Níger, el futuro de la presencia francesa en el Sahel parece cada vez más incierto.

Desde su expulsión de Mali, la presencia francesa en el Sahel se basaba en gran medida en Níger, considerado un aliado crucial en la región. Sin embargo, los últimos informes de un golpe de Estado en Níger indican una situación precaria. La caída de Bazum podría representar una nueva y grave amenaza para los intereses franceses en la región.

Francia tiene una doble dependencia crucial del Sahel: uranio para su industria militar y para el suministro eléctrico de su país. Níger es uno de los principales proveedores de uranio de Francia, lo que refuerza la importancia del país para los intereses franceses.

Una caída de Bazum podría afectar no solo a la estabilidad política del Sahel, sino también al suministro energético de Francia. Sobre todo si el nuevo gobierno prefiere aliarse con Rusia, como su vecino maliense. Tal alianza podría tener un gran impacto en los lazos entre Francia y Níger.

En este contexto complejo, Francia se encuentra en una encrucijada. La alianza con Níger, y por extensión la presencia en el Sahel, es de suma importancia para sus intereses estratégicos y energéticos. Sin embargo, ante la amenaza de un posible derrocamiento de Bazum, Francia tendrá que replantearse su estrategia de futuro en el Sahel.

Es posible que la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental imponga sanciones contra los golpistas, como ya hicieron en los casos recientes de Burkina Faso, Mali y Guinea Conakry.

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