El cielo de Líbano ya no es seguro para Israel

El lunes el ejército israelí anunció la pérdida de un dron a unos 13 kilómetros de la frontera con Líbano. Fue derribado por la noche por un misil tierra-aire disparado por Hezbollah, que se apresuró a reivindicar el éxito y anunció a primera hora de la mañana que se trataba un dron Elbit Hermes 450.

No es la primera vez que la milicia libanesa derriba un dron de este tipo desde el inicio de los enfrentamientos en la frontera, ya que el 26 de febrero fue destruido otro en vuelo por medios similares. Además, el 7 de abril, un modelo más nuevo, el Hermes 900, fue derribado sobre la región de Baalbeck.

Desde el inicio de la Guerra de Gaza, se ha ido desarrollando gradualmente un “juego del gato y el ratón” en el cielo de Líbano, entre los drones israelíes y las defensas antiaéreas de Hezbollah.

Desarrollado y puesto en servicio en 1998 por la empresa israelí Elbit Systems, en colaboración con la industria de defensa británica, el dron Hermes 450 entra en la categoría de drones de media altitud y larga resistencia (MALE). Con una envergadura de 10,5 metros y un peso máximo de despegue de 450 kilos, puede volar hasta un techo de 5.500 metros de altitud durante 20 horas, a una velocidad máxima de 150 kilómetros por hora. Su precio se estima en unos dos millones de dólares.

Se utiliza principalmente para vigilancia, reconocimiento, recopilación de inteligencia, retransmisión de comunicaciones, pero también para misiones de ataque. Como parte de sus misiones, su carga útil es de unos 180 kilos. Puede incluir diferentes tipos de sensores electroópticos, infrarrojos o incluso hiperespectrales, cápsulas destinadas a inteligencia electrónica, comunicaciones o incluso guerra electrónica, radares para rastrear objetivos, así como bombas o misiles de bajo perfil.

El último ejemplo de sus prestaciones ha sido el ataque contra los trabajadores de la ONG World Central Kitchen (WCK) en Gaza el 1 de abril.

El Hermes 450 se encuentra entre los sistemas más exportados de su categoría. Su autonomía le permite realizar misiones en un radio de 300 kilómetros y en variadas condiciones. Su diseño modular permite una fácil adaptación a diferentes entornos y misiones.

No está claro el arma que utilizó Hezbollah para destruir el dron. La zona gris se ve exacerbada por el persistente silencio de Hezbollah respecto de su potencia de fuego real.

La mayoría de los sistemas de misiles antiaéreos de la milicia libanesa ofrecen una zona de protección relativamente pequeña, pero obligan a los aviones israelíes a volar a mayores altitudes, lo que disminuye la precisión de los ataques contra objetivos terrestres.

El arsenal antiaéreo de Hezbollah se compone de sistemas portátiles, como el ruso Igla o el iraní Misagh. También conocidos como Manpads (“sistemas de defensa aérea portátil”), estas armas están limitadas por su tamaño y están diseñadas principalmente para defensa de corto alcance y baja altitud. Su radio de acción rara vez supera los 5 kilómetros.

La destrucción del Hermes 450 mediante un Manpad es plausible. El terreno montañoso de la región, junto con el bajo rendimiento del dispositivo, especialmente en términos de techo, pueden haber contribuido al éxito.

No obstante, según la inteligencia israelí, Hezbollah ha adquirido varios sistemas de defensa antiaérea mucho más sofisticados, al tiempo que envía a sus miembros a entrenarse en Siria. Entre los sistemas que pueden estar en su poder se encuentran el Osa y especialmente el Buk, cuyo alcance ronda los 50 kilómetros.

Desde hace varios años, el ejército israelí prefiere el Hermes 900 Kochav frente al modelo 450, otro dron de tipo MALE desarrollado en 2012 por el mismo fabricante. Con una envergadura de unos 16 metros y un peso máximo en el despegue de 1.100 kilos, es más imponente que su predecesor. Su precio oscila entre 6,8 y 8,8 millones de dólares.

Al igual que su antecesor, el Hermes 900 integra una gama completa de sensores, así como los mismos instrumentos y armas bajo sus alas. Su carga útil, de 350 kilos, es considerablemente mayor.

Ofrece una autonomía de vuelo superior a las 30 horas y una altitud máxima de 9.000 metros. En el escenario libanés, esta nueva versión ofrece, por tanto, una ventaja significativa. Su techo le permite evitar la mayoría de los sistemas de defensa aérea utilizados por Hezbollah, en particular los Manpads… pero no aquellos con un alcance mayor.

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