Corea del norte lanza un satélite al espacio y los imperialistas babean de rabia

Corea del norte ha logrado una proeza tecnológica que ni siquiera la Unión Europea ha alcanzado: el 21 de noviembre lanzó su primer satélite al espacio, el Malligyong-1, un éxito que en Estados Unidos ha provocado la reacción esperada de amenazas de destrucción del satélite.

El Comando Espacial de Estados Unidos sugirió la posibilidad de un ataque militar contra el satélite norcoreano.

La escalada ha seguido con declaraciones del gobierno de Pyongyang: cualquier interferencia o ataque a su satélite será considerado como lo que es: una declaración de guerra.

El Ministerio de Defensa de Corea del norte acusa a Estados Unidos de desafiar la soberanía de su país y amenaza con destruir los “innumerables satélites espías estadounidenses” que sobrevuelan la península de Corea, acusados de vigilar sus puntos estratégicos.

Estados Unidos  babea de rabia. La mala digestión es pintoresca porque el Departamento de Estado se ha negado a confirmar la entrada en órbita del satélite para no reconocer públicamente que los avances norcoreanos prosiguen, a pesar del bloqueo total al que somete al país asiático.

El remedio es el mismo de siempre: si las sanciones no sirven para nada, se imponen más sanciones. A través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha sancionado a ocho “agentes extranjeros con base en Corea del norte”.

Estas sanciones tienen como objetivo frenar los esfuerzos de Pyongyang en tecnología de satélites y misiles. Además, el grupo de ciberespionaje Kimsuky también ha sido sancionado por su apoyo a los objetivos estratégicos de Corea del norte (*).

Tras Estados Unidos se han movido sus marionetas preferidas, Japón y Corea del Sur, que respondió al lanzamiento del vecino con el suyo propio, aunque el mérito ha sido de SpaceX, la empresa de Elon Musk.

Como es natural, este segundo lanzamiento no ha tenido tan mala prensa como el primero.

Por lo demás, Extremo Oriente también conoce una carrera armamentista, lo que llevado a Seúl a suspender parcialmente un acuerdo con sus vecinos del norte, limitando las actividades de reconocimiento y vigilancia a lo largo de la zona desmilitarizada.

(*) https://home.treasury.gov/news/press-releases/jy1938

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