Al Capone: un aficionado

 Nicolás Bianchi
Cuando se habla del célebre Al(phonse) Capone siempre se dice que fue a la cárcel por un delito de evasión de impuestos, un delito «menor» en comparación con su «carrera» criminal como gangster de Chicago, ciudad que, «gracias» a Hollywood, jamás podrá desprenderse de ese halo «gang». Ni el delito era tan «menor» ni Capone era precisamente un pardillo. Ni Eliott Ness -el «intocable», en inglés «untouchable»: insobornable, como la serie de televisión de los años sesenta- fue quien lo «cazó».

Capone, viendo por donde le querían coger (por los sobornos y extorsiones, imposible), quiso «arreglar» sus «deudas» con el Fisco norteamericano pagando cierta cantidad de dinero incluso forzando entrar y purgar en la cárcel dos o tres años para evitar males mayores. O sea, como hoy el padre del futbolista Messi pone en «orden» sus cuentas con Hacienda… cuando es pillado en fraude al Fisco. O Iker Casillas y otros héroes de la patria, es decir, defraudo hasta que me pilles -si me pillas- y, en ese caso, díme lo que debo y lo pago hasta el próximo chiste. Exactamente igual que hacía el «popular» Capone, que no conoció a Montoro para que le ofreciera una amnistía fiscal.

Capone -una «madre» comparado con la casta de los González, Aznar matando gente y arrepintiéndose de no haber matado más, como el primero- apareció en un libro de contabilidad de un estanco que era una tapadera de otros turbios «negocios». Allí -investigado por delitos federales- aparecía una pingüe suma de dólares que Capone -su nombre no aparecía completo, igual que, en la contabilidad de Bárcenas, donde aparece A.C., pues no es Álvarez Cascos, militante del Partido Comunista, como se sabe, sino Arturo Cantalapiedra, escultor y alpinista en sus ratos libres)- no declaró a Hacienda (no digamos ya a la Seguridad Social, que allí ni existe, como quien dice), o sea, fraude fiscal, delito muy condenable social y penalmente por aquellos pagos.

Capone fue juzgado y condenado por un jurado popular (cambiado a última hora y sin que lo supieran los abogados de Capone que contaban con el veredicto comprado del jurado anterior). Es decir: a Capone se le condenó por figurar en una «contabilidad B» donde cobraba unos fondos que no declaraba ¡exactamente igual que los «papeles de Bárcenas», el contable de los capitostes del PP! ¿Es igual, es lo mismo?

Si no es lo mismo, parecido. Si Capone extorsionaba para «cobrar», estos se dejan «presionar» para lo mismo. No hay diferencia -lo dicen ellos mismos- entre corruptor y corrompido. Acaso, la diferencia, de haberla, es que Capone acabó en la cárcel (la famosa y cinematográfica Alcatraz) y los que aparecen -con siglas o expresamente y algunos admitiéndolo- en los «papeles de Bárcenas» (que parece que es cosa de hace siglos), o sea, un contable, con cantidades no declaradas, es decir, defraudadas al erario público, donde en Roma te mandaban a galeras, dizque al conjunto de los españoles -ellos que van de «españolazos»- ¡¡hacen exactamente igual que lo que hacía un gangster como Capone!!

Capone, un aficionado al lado de estos «profesionales».

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