Una gran náusea

Darío Herchhoren

Desde el pasado viernes 25 de noviembre de 2016, he estado siguiendo los acontecimientos que se fueron produciendo con referencia a la lamentable muerte del Comandante en Jefe de la  Revolución Cubana Fidel Castro.

Todas las noticias que se fueron desgranando en la prensa mundial expresaban desde una enorme adhesión al Comandante hasta un enorme respeto aunque crítico.

Pero es necesario referirse a los estertores de la gusanera de Miami, que comenzó a retorcerse en su pocilga festejando la muerte del gran Comandante. Era sencillamente nauseabundo oir el discurso de los «demócratas» desde el café Versalles de Miami, donde el alcalde de la ciudad reclamaba el «derecho» de celebrar la muerte del dictador al que llegó a comparar con Hitler.

Es necesario poner de relieve la gigantesca figura de Fidel, que convirtió a un país semicolonial en una nación.

Cuba fue una de las últimas colonias españolas junto con Filipinas y Puerto Rico en caer en manos del imperio yanqui, que comenzaba a convertirse en una presencia peligrosa para el mundo entero.

A diferencia de Puerto Rico; Cuba logró una «independencia» puramente formal, ya que al dictado de los USA, tuvo que incorporar a su Constitución la llamada enmienda Platt, nombre del entonces Secretario de Estado de los USA, que establecía el «derecho» de los USA a intervenir en Cuba cuando considerase oportuno.

Semejante «legislación» no existía en ningún país del mundo, y esa circunstancia convertía a Cuba en una semicolonia, hasta el triunfo de la Revolución Cubana el uno de enero de 1959.

La Revolución Cuba, junto con la Rusa de 1917 y la China triunfante en 1949, son sin duda los tres acontecimiento más relevantes del siglo XX.

Nuestros inefables tertulianos vienen augurando la caída de la Revolución Cubana desde hace ya muchos, y vienen acertando como una escopeta de feria. Ahora, a la muerte de Fidel, vuelven a agitar la bola de cristal, y erre que erre vuelven con sus funestos presagios de que está próxima una «transición» en Cuba.

Se habla de la falta de respeto a los derechos humanos en Cuba; y hay que decirles que tienen  razón: en Guantánamo, que es territorio cubano usurpado gracias a la enmienda Platt, no se respetan los derechos humanos.

Hay que decirles a los gusanos que en Cuba los niños van a la escuela, y que ninguno de ellos vive en la calle; que nadie muere por padecer enfermedades curables, que no hay comedores sociales; que el estado garantiza a todos vivienda, sanidad, educación, vestido y salario; que no hay parados.

Todo esto no lo tienen asegurado los ciudadanos de la Unión Europea, no lo tienen asegurado el millón y medio de familias norteamericanas que malviven con dos dólares al día.

En fin, sería interminable seguir sumando beneficios para los cubanos; pero sin duda hay algo que no podemos soslayar: Cuba, pobre, pequeña y asediada por el imperio y su criminal embargo, presta ayuda a 60 países en forma solidaria, a cambio de nada, a cambio sólo del reconocimiento humano. Sólo cabe decir que la fiesta satánica que se lleva a cabo en la gusanera, muestra a las claras la estatura moral de quienes celebran la misma.

Por un mundo más sano, que se mueran los gusanos.

¡Viva Cuba!
¡Viva Fidel!
¡Viva la Revolución Cubana!

comentario

  1. Las celebraciones en Miami por la muerte de Fidel Castro es uno de los mejores homenajes al Comandante. Es la muestra inequívoca que confirma las posiciones revolucionarias del pueblo cubano representadas por Castro.
    Que se rían y que lo festejen es su mísera impotencia, su terror a la revolución y a los revolucionarios.
    Los suyos, los de Fidel, los de los "barbudos" de todos los tiempos y todos los pueblos homenajeamos estando en la lucha.

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