¿Un amigo de los rusos al frente de la política exterior de Estados Unidos?

Dana Rohrabacher
Uno de los nombres que menos ha sonado para el cargo de Secretario de Estado del nuevo equipo de Trump es Dana Rohrabacher. Pero el caso es que ha sonado, posiblemente como un sondeo para comprobar si suscitaba un clamor feroz de oposición.

Si Rohrabacher no es un amigo de los rusos, al menos está en magníficas relaciones con ellos. Es de los poquísimos que apoyó la incorporación de Crimea a Rusia en nombre del derecho de los pueblos a la autodeterminación; nada menos.

El sitio de internet Breitbart News, dirigido por el reaccionario Steve Bannon, uno de los estrategas de Trump, no para de hablar de este candidato, lo que indica que está muy buien colocado para dirigir la nueva política exterior de Estados Unidos. Lo mismo sucede con otros sitios característicos, como Antiwar o el Washigton Examiner, que apoyan la propuesta de Rohrabacher.

Lo que empieza a cocinarse en Washington lo explicó ayer el antiguo diplomático Jim Jatras en una entrevista a Rusia Today en la que decía que la situación en Siria ha cambiado tras estrecharse el cerco de Alepo, por lo que Estados Unidos tiene que buscar la cooperación con Assad y con Rusia.

Luego añadió que la burocracia del Departamento de Estado es tan asfixiante, con sus expertos y grupos de presión, que es necesaria una personalidad fuerte, como Rohrabacher capaz de afrontar la nueva situación que se ha creado en Oriente Medio. El objetivo inmediato de Trump es liquidar el expediente abierto por Obama en Siria y pasar a otra cosa. Para ello es imprescindible negociar con los rusos.

Hay quien echa más leña el fuego y apuesta por Rohrabacher con John Bolton (de quien ya hemos hablado aquí) como subsecretario, o a la inversa, lo que resultaría aún más demoledor.

Hay que decir que Rohrabacher es tan pro-ruso como anti-chino y anti-iraní, lo que parece que va a marcar uno de los ejes de la política exterior de Trump. Su propuesta consiste en tejer una alianza entre Estados Unidos, Rusia, Japón y la India en contra de China.

Irán es la otra obsesión de los partidarios de Trump que, sin embargo, ha renunciado formal y oficialmente a orquestar ofensivas de desestabilización del estilo de las que desataron Obama y Clinton en varios países árabes en la primavera de 2011. Desde Washington tratarían de forzar la mano sin necesidad de cortarla.

Más información:
– ¿Se convertirá Irán en el capítulo segundo de la Guerra de Siria?
– China e Irán se convierten en los próximos objetivos de los ataques del imperialismo estadounidense

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