Rumores de golpe de Estado en Turquía

Enrique Montánchez

Obama ha dejado caer a su aliado turco, el autoritario presidente Tayyip Erdogan, tras el acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y Rusia para acabar con la guerra en Siria y expulsar al Estado Islámico de la región. Los hechos hablan por sí solos: El mandatario norteamericano se ha negado a entrevistarse con Erdogan en la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en Washington (sólo hubo un fugaz intercambio de palabras en un pasillo), al tiempo que le acusaba con duras palabras de deteriorar la democracia, separar a Turquía de la modernidad y reprimir la libertad de expresión. Erdogan había acudido a la Cumbre en medio de insistentes rumores de la prensa turca de que el Ejército prepara un golpe de Estado.

Los medios de comunicación próximos al gobernante partido islamista AKP recogen desde hace semanas insistentes rumores de que el Ejército prepara un golpe de Estado para derrocar a Erdogan, que se ha convertido en un político incómodo para Occidente al cambiar las reglas del juego como resultado del acuerdo de Estados Unidos y Rusia para poner fin a la guerra en Siria y expulsar al Estado Islámico de la región. La situación en Turquía es tan delicada que ha obligado al Estado Mayor a asegurar públicamente que “la disciplina, la total obediencia y la cadena única de mando son esenciales para las fuerzas armadas turcas […] no es posible que exista una acción ilegal fuera de la cadena de mando”.

El ejército turco cuenta con un importante historial de golpes de Estado al derrocar gobiernos civiles en 1960, 1971 y 1980. En su intento de acallar la libertad de expresión, el ejército ha iniciado acciones legales contra los medios de comunicación que han publicado informaciones sobre los rumores de golpe militar.

Erdogan se ha convertido en un elemento incómodo para Estados Unidos tras el acuerdo alcanzado por Obama y Putin para rebajar la tensión ruso-estadounidense, cuyo primer fruto es el citado alto el fuego parcial en Siria (siguen los ataques contra el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra), condición para que el régimen de Damasco y los grupos de oposición negocien una salida democrática para el país, que incluye el exilio del dictador Al-Asad.

En este contexto se interpreta el viaje de Erdogan a Washington, con la excusa de asistir a la Cumbre de Seguridad Nuclear, pero con el único objetivo de entrevistarse con Obama y saber si sigue contando con el apoyo de Estados Unidos o los militares, apoyados por Washington y la OTAN, están forzando que abandone el poder. La Administración norteamericana no tenía prevista ninguna reunión formal entre ambos mandatarios, lo que demuestra hasta qué punto Washington ha enfriado las relaciones con su hasta ahora aliado Erdogan.

Medios diplomáticos europeos aseguran que las reglas del juego han cambiado tras el acuerdo Obama-Putin: durante los últimos cinco años el autoritario Erdogan ha contado con la complicidad de Washington, que no impidió que el servicio de inteligencia turco (MIT) prestase todas las facilidades logísticas al Estado Islámico, convirtiendo la frontera turco-siria en una concurrida avenida donde los terroristas transitaban entre uno y otro lado sin problema alguno, los yihadistas heridos se reponían en hospitales de campaña turcos y las armas fluían ininterrumpidamente hacía Siria.

A ello se suma que Erdogan y sus hijos se han lucrado del millonario negocio del petróleo robado por el Estado Islámico en los yacimientos sirios e iraquíes y vendido a Occidente a través del territorio turco. Una operación desconocida por la opinión pública hasta que el Kremlin mostró fotografías aéreas y vídeos con las caravanas de miles de camiones cisterna, a modo de oleoductos sobre ruedas.

De cómo ha cambiado la percepción de Washington y Erdogan ha pasado a ser un apestado, dan cuenta las durísimas palabras de Obama al término de la Cumbre de Seguridad Nuclear en relación a las restricciones de la libertad de prensa y las duras condiciones de trabajo de los periodistas turcos: “Creo que el enfoque que han estado tomando hacia la prensa podría llevar a Turquía por un camino que sería muy preocupante […] le he recordado al presidente Erdogan que llegó al poder con la promesa de la democracia y que Turquía ha sido históricamente un país en el que una profunda fe islámica ha vivido unida con la modernidad y con una creciente apertura […] ese es el legado que él [Erdogan] debe perseguir, en vez de una estrategia que implica la represión de la información y el cierre de debate democrático”.

En Washington se ha escenificado el comienzo del tiempo de descuento para un autoritario Erdogan, enfrentado a Estados Unidos y Rusia.


Fuente: http://www.mil21.es/noticia/492/3-GUERRA-MUNDIAL/Obama-deja-caer-a-Erdogan-en-medio-de-rumores-de-golpe-de-Estado.html

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