Podemos recupera las calles |
También se caracteriza porque nadie sabe ni quién, ni dónde, ni cómo, ni por qué se toman las decisiones, envueltas en una maraña de horizontalidad, organismos confusos, consejos ciudadanos y votaciones digitales.
En un gazpacho así sólo falta la guinda, que siempre la ponen los trotskistas (Izquierda Anticapitalista): las corrientes internas, que son la mejor prueba de que una “formación política” (ahora hay que hablar así) es democrática. Luego hay que convocar “primarias” para que todo salga “desde abajo” y bla, bla, bla, bla…
Si te apuntas a Podemos nunca te aburres. Es como los bailes de salón. Hay psicoanalistas que aconsejan afiliarse a Podemos para que el paciente se socialice y salga de la ansiedad, la histeria y la depresión.
En Madrid Podemos ya ha logrado formar tres corrientes internas, de las que el barón más significativo es Miguel Urbán, un vividor que jamás ha dado un palo al agua en su vida. Ha pasado del trotskismo al Parlamento Europeo y junto con su camarilla quiere lanzar una candidatura para competir con las demás corrientes, como las de la portavoz del Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre, y la del senador, Ramón Espinar.
Lo de los nombres de las corrientes, las mareas y las confluencias resultan ya imposibles de memorizar, pero hay que intentarlo. Los trotskistas de Madrid han creado un subtinglado que se llama a Repensar Podemos y su programa no puede ser más estupendo: no hace dos días que crearon Podemos y ya están pensando en reconstruirlo… naturalmente desde las bases.
¿Les suena? El modelo trotskista es el 15-M y las nuevas formas de follón y de mogollón. Hay que volver a ganar las calles, pero ni se te ocurra preguntar por qué se perdieron. Es el rosario de la aurora: hay que recuperar la ilusión, un proyecto de cambio, luchar contra la corrupción y los recortes y, de paso, la halitosis y la alopecia también.
Con alguien como Teresa Rodríguez de baronesa, Andalucía es más de lo mismo. Ayer anunció unos nuevos “equilibrios internos” que prometen más diversión que un parque temático con toboganes, Mickey Mouse, el Pato Ronald, Bugs Bunny, la Sirenita, el capitán Garfio y demás.
Rodríguez ha enviado una carta a las bases para convocar un congreso regional extraordinario. Es la campeona de la horizontalidad, las bases y la calle y, como a cualquier otro pedante, le encantan expresiones como nuevo ciclo, fin de ciclo, biorritmo, momento, nuevos tiempos… “O tempora, o mores”.
Traducido a román paladino: si quieres ser elegante, para justificar que vas a hacer a algo diferente a lo que has hecho hasta ese momento y no quieres dar ninguna clase de explicaciones, di que ha acabado un ciclo.
La carta de Rodríguez es interesante porque pone de manifiesto que todo lo que había venido diciendo Podemos hasta ahora era mentira. Lo que han creado es “una organización fuertemente centralizada […] en detrimento de la participación y la organicidad intermedia”.
Tomen nota y busquen en el diccionario de la Real Academia de la Lengua eso de “organicidad”, uno de esos términos que demuestran el cambio de ciclo y “O tempora, o mores”.