Los robots de la policía patrullan las calles de Singapur

La infinidad de cámaras de videovigilancia instaladas en cada esquina no son suficientes. Los drones tampoco. Con la pandemia han llegado los robots que se pasean por la acera a nuestro lado. Naturalmente, ahora dichos artilugios están dotados de programas de reconocimiento facial.

Desde el inicio de las restricciones Singapur ha visto una explosión de los artefactos utilizadas para vigilar a la población. Utilizan robots de patrulla, llamados “Xavier”, para vigilar a la población.

Los robots tienen cámaras que les permiten observar su entorno en 360 grados y ver en la oscuridad. Buscan a las personas que fuman, que infringen las restricciones sanitarias, que aparcan la moto de forma incorrecta o que venden mercancías en el “top manta”.

Desde una terminal, cómodamente senados, los policías los manejan a distancia y se pueden comunicar directamente con los infractores a través del robot (*). El sistema de análisis de vídeo está programado para reconocer la postura de una persona, el contorno de un cigarrillo en la boca y otras señales visuales.

El gobierno defiende el uso de sus robots alegando que los robots podrían ayudar a reducir el número de policías necesarios para patrullar las calles, es decir que se puede controlar a más vecinos con menos policías.

“La mano de obra se está reduciendo”, afirma Ong Ka Hing, técnico de la agencia gubernamental que desarrolló los robots. «Tenemos que abordar la falta de trabajadores ante el envejecimiento de la población”, añade.

Desde su despliegue, los incidentes se han multiplicado. Durante una patrulla reciente, uno de los robots entró en una zona residencial y se detuvo frente a un grupo de personas mayores que miraban una partida de ajedrez. “Por favor, mantengan una distancia de un metro y limítense a cinco personas por grupo”, advirtió una voz robótica, mientras una cámara indiscreta enfocaba a las personas detenidas.

Este incidente, aparentemente inocuo, está teniendo un gran impacto en la población. En Singapur tienen que tener más cuidado con lo que dicen y hacen que en otros países.

(*) https://www.straitstimes.com/singapore/autonomous-robots-checking-on-bad-behaviour-in-the-heartland

comentario

  1. Bastardos de hojalata sin conciencia ni cerebro; no deberíamos notar la diferencia con respecto a los convencionales. Por cierto, la noticia, no por esperada, tiene un miserable gramo de gracia.

    El día -no muy lejano- en el que ni sea necesario que haya un gilipollas a los mandos del dron sí que me voy a reír de los imbéciles que componen las actuales fuerzas represoras. Entonces querrán sumarse a la resistencia, pero ya será tarde.

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