Los 22 menores de Corcubión no estaban apestados, pero a nadie le importa nada

Ha ocurrido esta semana en Corcubión, Coruña, donde el típico “brote” puso en la picota inquisidora a un grupo de 22 menores y les ha amargado las vacaciones, a ellos y a sus familiares.

Los médicos se han vuelto tan histéricos con el coronavirus que han pasado a ejercer unas funciones represivas que ni la policía se atrevería.

Lo peor es que han contagiado su histeria a los telespectadores, víctimas de ataques de fobia que les llevan a agredir a sus semejantes.

Ha ocurrido esta semana en Corcubión, Coruña, donde el típico “brote” puso en la picota inquisidora a un grupo de 22 menores y les ha amargado las vacaciones, a ellos y a sus familiares.

Un menor de Santiago que estaba pasando sus vacaciones en Corcubión dio positivo a los famosos tests infalibles, lo que desencadenó una cadena de pesquisas por parte de los celosos rastreadores.

Violando todos sus derechos fundamentales, el joven tuvo que entregar los teléfonos de los amigos con los que había estado a los gorrillas contratados por el Sergas, el servicio gallego de salud.

A partir del hilo los vigilantes jurados de la salud pública siguieron la pista que les condujo a los 22 menores, la mayoría de Corcubión, pero otros también de A Coruña, Valencia, Madrid…

Los gorrillas llamaron por teléfono a los menores pasando por encima de las familias porque, ¿a quién les importan esas pequeñas minucias legales frente a un problema tan serio de salud?

Los sabuesos les indican a los menores que debían encerrarse a sí mismos en cuarentena hasta conocer el resultado de las pruebas. Les importó un bledo que en las casas hubiera personas mayores, es decir, que pasaron ampliamente del riesgo de contagio.

Luego los llamaron para realizar las pruebas infalibles de coronavirus en el Centro de Salud de Corcubion, siempre sin contar con sus familiares.

Al enterarse del desaguisado, las familias empiezan a llamar a todas partes tratando de saber el resultado de las pruebas infalibles.

Como vivimos una pandemia televisada, el brote trasciende a la pequeña pantalla y los vecinos del pueblo entran en pánico al tener que convivir cerca de unos jóvenes apestados e irresponsables.

Después de muchas llamadas telefónicas las familias se enteran, por fin, de los resultados: todos negativos, naturalmente. Pero eso, ¿a quién le importa? Ya te han amargado las vacaciones y, si no pones remedio, te amargarán el resto de tu vida.

https://www.quepasanacosta.gal/articulo/corcubion/22-rapace-sofren-corcubion-consecuencias-rumores-arredor-do-coronavirus/20200811110946121199.html

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