Con la historia ocurre como con cualquier otra ciencia. Lo que nos llega tiene muy poco que ver con la realidad. Es pura ideología, una cortina de humo en la que predominan los tópicos y las frases hechas, creadas por quienes tienen la capacidad para hacerlos llegar hasta una gran audiencia, como el cine.
Uno de esos tópicos es la abolición de la esclavitud por parte del Lincoln, que dio lugar a la Guerra de Secesión en Estados Unidos. Da la impresión de que Lincoln era enemigo de la esclavitud, mientras los sudistas se oponían a ella.
Sin embargo, cuando se lee la declaración de abolición de la esclavitud firmada por Lincoln, lo que aparece es que sólo concierne a los Estados del sur.
También es falso suponer que los esclavos obtuvieron su liberación en 1862 gracias a Lincoln. De los más de tres millones de esclavos que había en los Estados Unidos, sólo 200.000 fueron liberados.
La proclama de Lincoln se llevó a cabo en dos etapas. El 22 de septiembre de 1862 el Presidente firmó un primer decreto que declaraba libre a todo esclavo que viviera en el territorio de la Confederación no controlado por la Unión. El segundo decreto, de 1 de enero de 1863, enumera explícitamente los territorios afectados.
Cuando hacía campaña para las elecciones al Senado de 1858, Lincoln expuso su punto de vista en un discurso en Columbus:
“Por lo tanto, diré que no estoy ni he estado por la igualdad política y social de los negros y los blancos, que no estoy ni he estado nunca a favor de que los negros voten ni formen parte de los jurados, ni por el hecho de formarlos para que desempeñen estas funciones, ni a favor de los matrimonios mixtos; y diré además que existe una diferencia física entre la raza blanca y la raza negra, que siempre prohibirá que las dos razas vivan juntas en condiciones de igualdad social y política. Y en la medida en que no pueden vivir juntas, deben coexistir, y para ello es necesario que haya una posición de superioridad e inferioridad, y yo, como cualquier otro hombre, estoy a favor del hecho de que la posición de superioridad se atribuya a la raza blanca“.
Este principio lo volvió a repetir cuatro años más tarde, en 1862, pocos días después de proclamar la emancipación de los esclavos, en un discurso dirigido a los propios negros. Básicamente, lo que les dijo es que el hecho de ser libre no significa ser igual a los blancos.