Lecciones del Estado de Derecho

B.

Deberíamos estar agradecidos a la «democracia» española que nos permite saber, con sus sentencias, que la justicia es igual para todos, incluido usted. Eso se desprende de las valoraciones hechas por una diputada de EH Bildu en la Cortes españolas -como se llamaba con Franco al Congreso- (tienen dos) a raíz de la entrada en prisión del yerno del Rey emérito Iñaki Urdangarin. En primer lugar, le parece «lógico» que haya ingresado en prisión una persona para la que no está pensado el presidio y cuyo ingreso supone echar lastre por parte del sistema y tinglado español para echar carnaza al vulgo, pero, sea lo que sea, la democracia avanza, y, aunque sea tarde, se hace justicia, y es que, seamos sinceros, ¿quién iba a pensar hace diez años que un miembro de la Casa del Rey, bien que plebeyo, iba a entrar en la trena? Pues eso.

En segundo lugar, un «pero». A la diputada abertzale vasca le parece «grave» que el yernísimo haya podido elegir la cárcel donde  purgar un par de añitos, si llega, la pena. Eso no se ha visto en ninguna democracia de corte occidental. ¿Será que la española «is different»? No, simplemente adolece de déficits democráticos que no cuestionan -por esos detalles menores- las firmes estructuras del Estado de Derecho. Y, efectivamente, no será por ese «detalle», otro más, que nosotros pongamos en duda la validez de una democracia, pero tampoco nos escandalizaremos o, mejor, fingiremos escándalo ni haremos aspavientos ni payasadas, a sabiendas de quién está enfrente. Es como decir: «¡Qué escándalo! ¿Cuándo se ha visto eso en una democracia que se precie?», dando por hecho que lo es. Una pena esos fallos…

Y, por último, en tercer lugar, remarcó -la diputada- que el «caso Nóos» ha demostrado que «la justicia no es igual para todos». Acabáramos, o que una mano lava la otra, y las dos la cara. Ha tenido que dictarse una sentencia de ese tenor para que, en una sociedad dividida en clases, supiéramos que la justicia no es igual para todos. Y lo sabemos porque nos lo dice gente de acrisolada trayectoria de «izquierdas». Y menos mal que nos lo dicen, porque, si no, lo mismo pensamos vete a saber… Así que debemos estar agradecidos por revelarnos algo que ¡ya sabíamos desde los tiempos en que Franco era cabo! No se dice que, vale decir, «esta sentencia confirma la existencia del fascismo en España». Y no se dice porque en España, para estas gentes, no hay fascismo, ni siquiera «formalizado», sino una «democracia» con sus pegas y tics «autoritarios», de modo que no cabe esperar más de estas voluntariosas y bonhómicas personas. Como si el fascismo no supiera que la justicia no es igual para todos y venga nadie a echárselo en cara…

La portavoz de ERC coincidió con la diputada vasca en su valoración.

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