La varita mágica: por una ley que resuelva los problemas más acuciantes

El movimiento por la vivienda lleva tiempo con una campaña para que el Congreso apruebe una ley que garantice el derecho a la vivienda. Lo había prometido el gobierno del PSOE y Podemos, pero la parte PSOE se niega a ello y la otra insiste para demostrar que el incumplimiento no es por su culpa.

Los programas electorales no bastan para lograr los derechos. Ni siquiera bastan los derechos para disfrutar de ellos porque el derecho a la vivienda ya está en la Constitución desde que se aprobó en 1978.

La Federación de Colectivos Trans quiere una ley integral para las personas de dicha condición y la ministra Montero, de la parte Podemos del gobierno de coalición, ya tiene una en cartera, aunque también se ha encontrado con resistencias que, a su vez, han intensificado la campaña del movimiento. En Uruguay ya hay una ley de ese tipo desde 2018 que garantiza los derechos de la población trans.

El movimiento por la memoria histórica quiere una ley de memoria histórica, otra más, porque la anterior de 2007 no era buena y, además, no se ha cumplido.

Es difícil explicar al mundo por qué un país democrático necesita una ley para reivindicar a quienes han luchado por la democracia. Si España fuera un Estado democrático no hay explicación posible de los motivos por los cuales la ley de memoria histórica no se ha cumplido, los demócratas siguen enterrados en fosas comunes y las calles repletas de nombres franquistas. Lo lógico es pensar que un Estado democrático hubiera debido erradicar cualquier vestigio fascista al día siguiente de su surgimiento, sin necesidad de ninguna ley.

Otros son partidarios de que el Congreso apruebe una ley que saque las drogas de la clandestinidad, o quizá que saque sólo algunas de ellas y siga prohibiendo otras, pero a nadie parece importarle entender por qué las que se legalicen estuvieron prohibidas antes.

Afortunadamente el artículo 6 de la Constitución de Cádiz decretó que los españoles debían ser justos y benéficos y desde 1818 el carácter de los españoles cambió y ha perdurado durante más de dos siglos, a pesar de que aquella Constitución fue derogada. Desde entonces, los turistas y emigrantes llegan a raudales, atraídos por esa idiosincrasia, típicamente española.

Las Constituciones y las leyes son así: cambian las cosas de la noche a la mañana. El paro desaparecería aprobando una ley de pleno empleo. Por eso es tan importante votar en las elecciones. Una mayoría adecuada en un Parlamento convierte en blanco lo que es negro, y al revés.

Los que no votamos estamos equivocados; los que no escriben la carta a los Reyes Magos nunca tendrán regalos. Si quieres acabar con la tortura, escribe una carta a los Reyes pidiendo que no se vuelvan a producir torturas en las comisarías, y si quieres que no haya hambre, escribe otra pidiendo un plato de comida en cada mesa. Además, si eres un poco educado, pídelo por favor, sin gritar por las calles, sin estridencias y, sobre todo, sin violencia.

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