La tercera huelga general paraliza por completo Argentina

Ayer los sindicatos argentinos iniciaron la tercera huelga general contra la política económica del gobierno de Macri. El sector más afectado por la medida ha sido el transporte porque los piquetes obreros han estado especialmente activos en las carreteras, como la Panamericana, y los accesos a Buenos Aires.

Daniel Zovatto, director para América Latina y el Caribe de Idea Internacional, dijo que la huelga del lunes ha sido la más importante de la tres porque “paralizó por completo el país, pues incluyó un cese de actividades del transporte, que es donde está el corazón de un paro”.

La CGT, principal central sindical argentina, es la organizadora de esta protesta. Ademas de la CGT, participan en la huelga el Frente de izquierda, Nuevo MAS, MST, el Movimiento de Agrupaciones Clasistas y el PTS. Los sindicatos se oponen al programa de ajuste económico acordado por el gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha aprobado un rescate por 50.000 millones de dólares.

“Se está desarrollando un paro en toda la República Argentina, con un altísimo nivel de acatamiento”, dijo en rueda de prensa Juan Carlos Schmid, uno de los miembros que conduce la Confederación General del Trabajo (CGT).

El dirigente ferroviario, Rubén Sobrero, dijo que “con la fuerza que vino de abajo y con la misma fuerza vamos a seguir empujando por las 36 horas, por un plan de lucha hasta que caiga el Gobierno”.

“Esto tiene que ser el inicio de un plan de lucha, no puede terminar acá. Hay que derrotar a Macri, echar al FMI. Es la única forma salida que tenemos los trabajadores para poder dar vuelta un poco a esta situación que nos está asfixiando”, decía el dirigente político Alejandro Bodart, del Movimiento Socialista de los Trabajadores.

La huelga general ha sigo seguida por entidades bancarias, oficinas y hospitales y ha tenido una fuerte repercusión en el espacio aéreo. Cerca de 600 vuelos fueron cancelados en todo el país lo que afectó a unos 71.000 pasajeros.

El gobierno ha reconocido que el 75 por ciento de los comercios abrieron, pero que no apenas registraron ventas.

La animadversión de los argentinos al FMI es muy profunda. Lo responsabilizan de las crisis del pasado. Pero esta vez, el organismo internacional fue lo suficientemente inteligente para dejar en claro que el programa de ajuste que va a implementar el Gobierno argentino no es lo que el FMI le está pidiendo, sino lo que el propio Gobierno le ha propuesto al fondo para conseguir el dinero.

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