El Servicio de Estadísticas del Estado Federal de Rusia (Rosstat) publicó recientemente las cifras de mortalidad materna para 2021. 482 mujeres embarazadas murieron en Rusia el año pasado, frente a 161 en 2020, un aumento de 11,2 a 34,5 por cada 100 mil nacidos vivos. El 90% de las muertes registradas en 2021 se debieron a causas no relacionadas directamente con el embarazo.
Los funcionarios “atribuyeron el fuerte aumento de la mortalidad materna al coronavirus, pero la causa también podría ser las vacunas genéticas contra el COVID, que en Gran Bretaña se reconoció recientemente como inseguras para las mujeres embarazadas. La vacunación masiva en la Federación Rusa tuvo lugar en 2021, pero no en 2020”, informó el medio ruso Nakanune el pasado 8 de noviembre.
El mismo medio reveló en septiembre que la tasa de natalidad de Rusia se había desplomado nueve meses después de que se adoptaran decretos de vacunación obligatoria en todo el país en otoño de 2021.
“A pesar de todas las garantías de que las nuevas vacunas genéticas no pueden afectar el rendimiento reproductivo de ninguna manera, las cifras indican que este problema puede ser mucho más grave de lo que a nadie le gustaría imaginar”, escribió Nakanune. Y es que la disminución natural de la población de Rusia en 2021 fue la más alta en décadas, incluso peor que la devastación registrada en los años 90.
El Ministerio de Salud no ha publicado datos de cuántas de las fallecidas fueron vacunadas recientemente porque «publicar información sobre el número de muertes entre las personas vacunadas no refleja objetivamente ninguna relación entre las muertes y la vacunación, y puede causar una actitud negativa hacia la terapia”.
En Rusia existe un sistema similar a VAERS, el sistema estadístico de efectos adversos de Estados Unidos, para rastrear lesiones o muertesrelacionadas con vacunas. De hecho, los últimos datos de ensayos clínicos para Sputnik V son un «secreto comercial» muy bien guardado.
Probablemente nunca sabremos cuantas personas en Rusia fallecieron a causa de la vacuna, pero sí es conocido que las autoridades sanitarias hacían numerosas campañas donde se presionaba a las mujeres embarazadas a que se inyectaran mezclas genéticas no comprobadas .
En marzo de 2021, el Ministro de Salud (y miembro de la Junta Ejecutiva de la OMS), Mikhail Murashko , instó a todas las mujeres que estaban planeando un embarazo a que se inyectaran.
En octubre del mismo año, cuando todas las regiones de Rusia impusieron alguna forma de vacunación obligatoria, Murashko recordó a las mujeres embarazadas y lactantes la “importancia” de inocularse la vacuna Sputnik.
En definitiva: las farmacéuticas también hacen negocio en la gran Rusia. ¡Qué decepción!