La guerra secreta de Estados Unidos contra Yemen: la Fuerza 400

Las trágicas historias de muertes de civiles debidas a información falsa o engañosa, a menudo obtenidas por colaboradores locales mal pagados, no son meras reliquias del pasado. Estos incidentes, que alguna vez fueron comunes en ciudades afganas e irakíes durante sus respectivas ocupaciones estadounidenses, ahora están dejando su huella en un Yemen devastado por la guerra.

La tarde del 31 de mayo Radio Hodeidah estaba transmitiendo la trágica noticia desde Gaza cuando una violenta explosión cortó su señal. El ataque, llevado a cabo por aviones estadounidenses, destruyó el edificio de la radio. Durante la operación también fueron alcanzados varios buques comerciales y una instalación de la Guardia Costera, matando al menos a 16 personas e hiriendo a otras 41. Según la confesión de un informante, el ataque se llevó a cabo basándose en coordenadas proporcionadas por soplones yemeníes a una unidad de inteligencia estadounidense-israelí que opera en Yemen, llamada Fuerza 400.

Después de no poder detener las operaciones del ejército yemení en el Mar Rojo, el Mar Arábigo y el Océano Pacífico, Estados Unidos y Gran Bretaña comenzaron a reclutar a lugareños pobres como soplones y espías, ofreciendo recompensas económicas a aquellos dispuestos a intercambiar inteligencia local por dinero.

Una de las más grandes de estas operaciones es Fuerza 400, una operación de inteligencia conjunta dirigida por Washington y Tel Aviv. Recientemente, los servicios de seguridad yemeníes, con la ayuda de los residentes locales, detuvieron a varios soplones que trabajaban para la red. Entrevistamos a varios de estos soplones para conocer mejor la guerra en la sombra encabezada por Estados Unidos en Yemen. Una guerra que a menudo resulta en víctimas civiles y malestar político. Estas operaciones no pretenden servir a los intereses estadounidenses sino proteger a Israel mientras lleva a cabo su campaña genocida en Gaza.

En el interior de la Fuerza 400

La Fuerza 400 tiene su base en Moja, al suroeste de Yemen. Ammar Mohammed Abdullah Saleh Al Ahmar, antiguo miembro de la Agencia de Seguridad Nacional, encabeza la unidad dirigida por oficiales estadounidenses, israelíes y emiratíes. Su misión es reclutar lugareños para monitorear los sitios de lanzamiento de misiles y drones y recopilar información sobre las fuerzas armadas yemeníes, permitiendo atacar a Estados Unidos y Reino Unido.

ISA, que pidió que sólo se usaran sus iniciales debido a la naturaleza peligrosa de su trabajo, proviene de una familia pobre de Hodeidah. Fue reclutado por Fuerza 400 junto con un puñado de espías. En enero y febrero vendió información crucial a los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes, lo que provocó ataques selectivos que costaron la vida a nueve civiles. ISA era responsable de vigilar los movimientos navales, los sitios de lanzamiento de misiles y los refuerzos militares y transmitir esta información a los responsables de la Fuerza 400.

Los miembros de la tripulación trabajan en el centro de información de combate del destructor de misiles guiados USS Laboon, frente a la costa occidental de Yemen, el 12 de junio de 2024. “Fotografié sitios pertenecientes a la Armada yemení mientras se preparaba para operaciones contra barcos israelíes en el Mar Rojo. También proporcioné a la inteligencia estadounidense las coordenadas de las salas de operaciones, dos barcos militares en el área de Al-Jah y las granjas desde las que se lanzaban misiles balísticos”, dijo ISA.

“Nos enseñaron a monitorear coordenadas a través de Google y Android Maps y enviarlas a Anbar a través de WhatsApp”.

ISA trabajó bajo el mando de Ahmed Abourah, un miembro de inteligencia de la Séptima Brigada de la Guardia Republicana y oficial de la Fuerza 400. Según ISA, la misión de Abourah era principalmente reclutar espías para la causa.

“Recibimos órdenes desde Anbar, en la ciudad de Mokha, de Ammar Saleh, apodado Al Faris. Las órdenes fueron transmitidas por Ahmed Abourah, que asistió a reuniones en Anbar con extranjeros. Participé en varias de esas reuniones. También nos entrenaron en el campo de Abu Musa en Al Jawkha, dirigido por Al Faris”.

Otro agente de la Fuerza 400, AAS, dijo que la sala de operaciones de Fuerza 400, que los soplones llamaban “Anbar”, es muy segura. Para entrar se requieren cuatro puertas separadas. La primera se llama Puerta Yemení, donde se realiza la inspección inicial, seguida de Yafa, la segunda puerta. Soldados sudaneses custodian la tercera puerta, que conduce a la cuarta puerta, administrada y vigilada por los emiratíes. Hay una prisión cerca de Anbar que se utiliza para albergar a los detenidos y, en ocasiones, torturarlos. Según AAS, “las órdenes de detener, liberar o torturar a los detenidos las dan Al Faris o los emiratíes”.

“Me quedó claro que la información que estaba proporcionando a la inteligencia estadounidense e israelí era valiosa porque tan pronto como la información llegó a Al Faris, aviones y acorazados estadounidenses atacaron inmediatamente [ese lugar]. Vi la destrucción en estos lugares antes de ser detenido”.

Soplones y saboteadores

MHM, de una familia tribal en Al Tuhaytah, detalló el uso de nombres en clave y cifrados para comunicarse. Para ocultar sus actividades se utilizaron términos como “abeja” para misiles, aviones y drones, así como “vaca” para los tanques y “oveja” para los militares. MHM y otros agentes vigilaron los sitios de lanzamiento de misiles y los movimientos militares, proporcionando inteligencia crucial para los ataques estadounidenses e israelíes. A YMK, de una familia conservadora del distrito de Al Hawk de Hodeidah, le asignaron la tarea de vigilar las operaciones mineras, los sitios de lanzamiento de misiles y otra información militar sensible.

“Después de que Ansarollah lanzara misiles contra acorazados estadounidenses e israelíes desde Durayhimi, Ahmed Balous Atiq, miembro de la Fuerza 400, se puso en contacto conmigo. Me pidió que vigilara los lugares y las granjas desde las que se lanzaban misiles hacia los barcos israelíes. Me pidió información sobre el equipo utilizado en Ad-Durayhimi, como la ubicación de los francotiradores, los tanques y dónde se reunían los soldados.

“También me encargaron estudiar en qué medida la población local apoyó las operaciones llevadas a cabo por Ansarollah. Al final, pude localizar varios lugares desde donde se lanzaban misiles y drones, varios depósitos de armas, trincheras e islas, todos los cuales fueron posteriormente atacados por aviones y acorazados estadounidenses”, dijo YMK, y agregó: “Me siento culpable”.

Mientras que YMK e ISA vendían información estrictamente, otros soplones fueron más allá. A AAS y otros miembros de Fuerza 400 les encargaron recopilar inteligencia, como identificar sitios de lanzamiento e informar refuerzos. Pero también llevaron a cabo misiones de sabotaje disfrazados de funcionarios de aduanas, como quemar vehículos militares a cambio de dinero, una tarea destinada a provocar disturbios civiles que les valió la friolera de 800 dólares por cada misión. “Prendimos fuego a varios camiones cisterna. También incendiamos automóviles de ciudadanos de Beit Al Faqih y de la región de Husseiniya. Dos soplones, OAK y AIJ, se convirtieron en saboteadores. Para garantizar el éxito de sus operaciones, los soplones fueron entrenados para aprovechar las normas culturales conservadoras de Yemen, incluido el tabú contra los soldados varones y la policía que registra a las mujeres. SMA, un miembro local de Fuerza 400, detalló el proceso.

“Durante una de las operaciones, me disfrazé con un vestido de mujer que me regaló un agente de la Fuerza 400 llamado Omar Mahlouf. Luego me dirigí a una zona donde estaba aparcado el coche de un ciudadano, un Toyota Hilux y pude prenderle fuego. Enviamos un vídeo que documenta el incendio a nuestro contacto en la Fuerza 400”.

Operaciones conjuntas y milicias locales

El éxito de Israel al afianzarse en el suroeste de Yemen aprovechando su alianza con Emiratos Árabes Unidos es un secreto a voces. Antes de que comenzara el bloqueo de Ansarollah contra los buques israelíes, la normalización entre Israel y Emiratos Árabes Unidos aparentemente había comenzado en agosto de 2020. Ambos países establecieron centros militares y de inteligencia en la isla yemení de Socotra, ubicada aproximadamente a 380 kilómetros al sur de la costa somalí.

También construyeron instalaciones militares conjuntas en la isla Mayon, ubicada en el extremo sur del estrecho de Bab El Mandeb, un lugar crucial para vigilar los movimientos de los buques. Según fuentes oficiales de Ansarollah, el Mosad israelí y Emiratos Árabes Unidos gestionan desde hace años salas de operaciones conjuntas en la costa occidental de Yemen, incluido el distrito de Al Muja, la ciudad de Adén y la isla de Socotra. Estas operaciones cuentan con el apoyo de milicias locales que han estado luchando contra Ansarollah por el poder en el oeste de Yemen durante más de una década, como las notorias fuerzas de Tariq Afash y el Consejo de Transición del Sur, respaldado por Emiratos Árabes Unidos.

El Consejo de Transición del Sur es la misma milicia que recientemente anunció su voluntad de unirse a una coalición internacional para proteger los buques israelíes que cruzan el Mar Rojo y el Mar Arábigo. También expresó interés en cooperar con Israel para luchar contra Ansarollah directamente con el apoyo israelí, sugiriendo que Israel podría apoyar a ciertos grupos en Yemen contra sus enemigos tradicionales, poniendo años de frágil paz en terreno inestable y en riesgo de hundir a Yemen en otra guerra civil mortal.

Durante mucho tiempo se ha sospechado que el Consejo de Transición del Sur trabaja con Israel para sofocar el ascenso popular de Ansarollah, y los comentarios recientes del general Tareq Saleh, vicepresidente del consejo, hacen poco para disipar estas preocupaciones.

En una sociedad conservadora como Yemen, el espionaje en nombre de potencias extranjeras se considera una transgresión grave y una violación flagrante no sólo de los valores nacionales sino también tribales y religiosos. Como consecuencia de ello, a menudo la inteligencia extranjera obtiene resultados contradictorios. Si bien los operadores apuntan a debilitar a Ansarollah y desmantelar el tejido social de Yemen, estos esfuerzos han aumentado inadvertidamente el apoyo a Ansarollah entre las fuerzas tribales y liberadoras, particularmente en el sur, controlado por los aliados de Washington.

Los operadores de Fuerza 400 pueden haber imaginado que reclutar a lugareños para informar sobre los sitios de misiles balísticos y drones obligaría a Ansarollah a poner fin a sus operaciones de apoyo en Gaza. Sin embargo, esta estrategia parece haber resultado contraproducente a todos los efectos. En lugar de reducir los ataques, las operaciones militares contra Israel han aumentado, extendiéndose no sólo al Mar Rojo y al Mar Arábigo, sino también al Mar Mediterráneo y apuntando no sólo a barcos vinculados a Israel, sino también a barcos estadounidenses y británicos que trabajan en concierto con Israel.

Las provincias yemeníes continúan organizando manifestaciones masivas en apoyo de Gaza, con protestas semanales bajo el lema “Firmes con Gaza, resistiendo todas las conspiraciones”. El dirigente de Ansarollah confirmó recientemente su intención de continuar las operaciones militares, informando que hasta el momento 145 barcos vinculados a Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña habían sido atacados e insistiendo en que la escalada es parte de una estrategia más amplia para presionar a Israel para que ponga fin al asedio de Gaza.

Ahmed Abdulkarim https://mintpressnews.fr/inside-force-400-spies-and-sabotage-in-israels-covert-war-on-yemen/287613/

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