La carestía de la vida mitiga el entusiasmo de los británicos por ayudar a Ucrania

En marzo la inflación alcanzó el 7 por cien interanual en Reino Unido, el nivel más alto desde 1992 y la carestía de la vida aplaca la preocupación por la ofensiva militar de Rusia en Ucrania entre la población británica.

El número de británicos que apoyan las sanciones económicas contra Rusia en respuesta a su campaña militar en Ucrania ha descendido en el último mes, según un sondeo del Sunday Telegraph.

Esta semana sólo el 36 por cien de los encuestados está dispuesto a aceptar una subida de los precios del combustible para perjudicar más a Rusia, lo que supone un descenso de 14 puntos porcentuales respecto al 50 por cien de marzo.

Un tercio de los británicos encuestados dijo que no cuando se les preguntó si pagarían más por los alimentos para ayudar a Ucrania a resistir la ofensiva rusa. Otro tercio, sin embargo, dijo que era un sacrificio que valía la pena hacer.

Alrededor del 54 por cien de los encuestados declararon un deterioro de su situación financiera en el último año, frente al 42 por cien de hace dos meses, y el 62 por cien dijo que esperaba que el futuro fuera aún peor.

Más de dos tercios de los británicos dijeron que no habían recibido un aumento de sueldo a pesar del aumento del coste de la vida, y la mayoría de los que habían recibido un aumento dijeron que no era suficiente para compensar la inflación.

Con el inicio de la ofensiva militar rusa en Ucrania, el 24 de febrero, los precios del petróleo alcanzaron niveles no vistos desde 2008. Y aunque han bajado en las últimas semanas, sigue siendo mucho más caro que antes de que comenzara la guerra, ya que el barril cotiza a más de 111 dólares el jueves.

Los precios del gas también han seguido la tendencia al alza, lo que ha provocado un aumento de la factura energética y de los precios del gas para los consumidores y las empresas en Europa y América. El aumento de los costes de transporte ha repercutido en el aumento de los precios de los alimentos y otros productos.

Reino Unido, que anunció a principios de marzo que eliminaría todas las importaciones de petróleo ruso para finales de año, no es una excepción a la subida de los precios del combustible.

El portavoz de combustibles de la empresa británica de servicios de automoción RAC, Simon Williams, declaró a los medios de comunicación que “marzo de 2022 pasará a los libros de historia como uno de los peores meses registrados en cuanto a precios en los surtidores”. También dijo que “describir la situación actual de los automovilistas en la explanada como ‘sombría’ sería un eufemismo”.

Desde el comienzo de la Guerra de Ucrania los economistas británicos reconocieron que las sanciones contra Moscú tendrían repercusiones económicas y perjudicarían a Reino Unido. No obstante, Londres ha aplicado medidas punitivas, y la ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, ha argumentado que los precios serían mucho más altos si Rusia consiguiera hacerse con el control de Ucrania.

El 27 de febrero Truss subrayó que “el dolor al que nos enfrentaremos en Reino Unido no se parece en nada al dolor al que se enfrentan ahora los ucranianos”.

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