Komala: otra organización ‘marxista’ kurda al servicio del imperialismo

Abdullah Mohtadi, dirigente de Komala
Juan Manuel Olarieta

La televisión kurdo-irakí Rudaw acaba de informar de que milicianos de la organización kurdo-iraní Komala han tomado posiciones en la región fronteriza entre el Kurdistán iraquí e Irán y se encuentran a menos de tres kilómetros de las posiciones del Ejército iraní.

La formación ha destacado que estas posiciones les permitirán acceder con facilidad a los territorios de mayoría kurda controlados por Irán. “Komala ha vuelto a las montañas para tener una relación más estrecha con su pueblo, sus miembros y la gente de dentro de Irán”, ha explicado el comandante Jalil Fatah en declaraciones a Rudaw.

La palabra kurda “komala” significa asociación o comité, lo que evoca a Asociación para el Renacimiento de Kurdistán, un movimiento surgido al calor de la República de Mahabad. Las siglas se refieren a la Organización Revolucionaria del Pueblo Obrero de Kurdistán un movimiento creado por cinco estudiantes kurdos de Teherán en 1969 como consecuencia de la descomposición del Movimiento Comunista Internacional.

Por influencia de la Revolución Cultural, se alzaron en armas contra el Sha y luego contra la Revolución Islámica de 1979, especialmente en la región de Bokan, donde llegaron a tener cierta influencia. Aprovechando fiestas religiosas musulmanas, comenzaron a organizar manifestaciones, e incluso importantes levantamiento de masas.

Un imán progresista kurdo, Cheick Ezzedin Hosseiny, que reclamaba la autonomía y la laicidad, se convirtió en un importante dirigente político. Al principio Hosseiny fue utilizado por el PDKI, la rama iraní del Partido Democrático de Kurdistán, aunque pronto empezó a inclinarse por los maoístas de Komala que, en sus mejores momentos, llegaron a agrupar a unos dos o tres mil combatientes armados, frente a los 10.000 que podía reunir el PDKI o los 1.000 de los Muyaidines iraníes.

Durante la Revolución de 1979 Komala distribuuía entre la población kurda las armas capturadas a la policía en los asaltos a los cuarteles y logró liberar algunas ciudades, hasta que la Guardia de la Revolución Islámica se desplegó en Kurdistán, donde se produjeron numerosos enfrentamientos armados.

El 19 de agosto Jomeini decretó la guerra santa contra los “grupúsculos ateos de Kurdistán” y al año siguiente se produjo otro levantamiento en Kurdistán, favorecido por la guerra con Irak y en el que la guerrilla tuvo el apoyo de Estados Unidos y de Saddam Hussein. El movimiento logró liberar algunas ciudades e imponer formas de autogobierno popular, la reforma agraria y la escolarización de los niños. Algunos cálculos estiman que entre 1980 y 1984 al menos 60.000 kilómetros de territorio kurdo-iraní estaban controlados por los movimientos guerrilleros.

En aquella época, Komala, que en el Movimieto Comunista Internacional acabó tomando partido por la Albania de Enver Hoxha, colaboraba en la insurrección de Kurdistán con los Fedayin, otro movimiento armado de ideología muy diferente. Cuando en mayo de 1980 el ejercito iraní se dispuso a asaltar Sanandaj por la fuerza, Komala lanzó la consigna de “convertir a la ciudad en un nuevo Stalingrado”, mientras el PDKI era partidario de abandonarla.

En febrero de 1984 Komala celebró un Congreso en el que reconoció que habían padecido unas 1.000 bajas y que el levantamiento había empezado a perder terreno ante una fuerza de 150.000 soldados enviada por Teherán. También empezaron a aparecer importantes desavenencias con el PDKI y, finalmente, acabaron replegándose hacia Irak.

Al mismo tiempo, Komala se fusiona con una organización iraní, la Unión Comunista Combatiente de Mansur Hekmat, un proceso que en 1983 dará lugar a la fundación de un efímero Partido Comunista de Irán en el que, además, convergen otras fuerzas. No obstante, la amalgama no puede ser más confusa y la situación interna (el gobierno islamista de Teherán) e internacional (guerra con Irak) se convierte en indigerible.

La sección kurda del nuevo Partido, que empieza a estar dirigida por Abdullah Mohtadi, antiguo dirigente de Kemala, propone una alianza con la Unión Patriótica de Kurdistán, que a su vez empezaba entonces a negociar con los imperialistas en el tránsito entre la primera y la segunda guerra del golfo, es decir, el momento en el que Washington considera que Saddam Hussein ya no es imprescindible.

La amalgama política se vuelve a separar. Mientras Hekmat crea el Partido Comunista Obrero de Irán, Mohtadi se mantiene al frente de la antigua Komala, que sigue una deriva paralela a la del PKK de Öçalan en Turquía. Cuando en 2003 el imperialismo invade Irak, captura el campamento en el que se refugiaban los dirigentes de Komala, que acaban capitulando y convirtiéndose en un apéndice de la CIA.

Lo mismo que el PKK, Mohtadi también presenta su colaboracionismo como un replanteamiento ideológico que le conduce a pedir su ingreso en la Internacinal Socialista.

Más información:

– Los aliados ‘marxistas’ del imperialismo en Oriente Medio
– La influencia de la URSS en la creación del primer Estado independiente kurdo (1)
– La influencia de la URSS en la creación del primer Estado independiente kurdo (y 2)

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