Habiendo establecido una proporción de bajas de 1:1 durante los últimos seis meses de enfrentamientos fronterizos, ahora Hezbollah ha puesto su mirada en objetivos israelíes de alto valor para contrarrestar los ataques de Tel Aviv en el interior profundo de Líbano.
Desde octubre, más de 230 soldados israelíes han sido eliminados por Hezbollah. Esto indica que la resistencia libanesa ha alcanzado la paridad en el número de muertos por ambos bandos durante los últimos seis meses de enfrentamientos.
Es una hazaña tan importante como impresionante, dado que unas fuerzas de resistencia popular relativamente ligeramente armadas y generalmente superadas en número nunca logran una proporción de 1:1 contra fuerzas colonialistas y neocolonialistas de alta tecnología y fuertemente armadas, como ya señalaron los analistas militares tras la guerra de 2006.
La diferencia es que Hezbollah honra a los combatientes caídos con sus nombres y números, mientras el ejército israelí controla estrictamente el flujo de información sobre sus víctimas, enmascarando el verdadero alcance de sus pérdidas y restando importancia a las instalaciones, drones y misiles en el frente norte.
258 combatientes de Hezbollah han caído desde octubre, mientras que Israel ha reconocido sólo 10 muertes entre sus filas, una cifra muy improbable dada la amplia distribución de imágenes de operaciones de guerra por parte de Hezbollah.
En 2006, durante el ataque israelí contra Líbano, que duró sólo 34 días, las pérdidas de Hezbollah se estiman en unos 250 combatientes caídos, mientras que Israel sólo reconoció la pérdida de 121 soldados. Diez muertes israelíes en la frontera libanesa después de seis meses de feroces enfrentamientos tienen poco sentido en este contexto.
Beduinos y drusos: la carne de cañón al servicio de los sionistas
Para facilitar el ocultamiento de las muertes del ejército el gobierno de Tel Aviv se suma a esta “niebla de guerra” al emplear tropas beduinas y drusas en sus líneas del frente.
Por ejemplo, Israel proporciona una “asignación material” a las familias de los soldados de la unidad beduina “Qasasi Al Athar”, desplegada a lo largo de varias fronteras israelíes (Líbano, Gaza, Egipto) para prevenir los desplazamientos, las operaciones transfronterizas e infiltraciones.
Las estimaciones de campo indican que el mayor número de muertes israelíes se produjo en las filas de esta unidad.
En los últimos años, Israel ha lanzado una serie de campañas de propaganda militar para resaltar la diversidad de sus filas. El portavoz adjunto del ejército, el “Capitán Ayla”, un judío árabe, organizó una gira en 2020 en la frontera entre Líbano y Palestina con un oficial de la unidad Qasasi Al Athar llamado Ali Falah, que trabaja en la Brigada del Norte, para resaltar la naturaleza peligrosa de su trabajo en la zona cero.
El ejército israelí emplea las mismas estrategias -pagar a las familias de los soldados beduinos muertos- con soldados de la comunidad árabe drusa, que forman parte de formaciones individuales y batallones o lo que se llama “defensa local” en pueblos cercanos a la frontera libanesa. Por ejemplo, el 70 por cien del batallón 299, estacionado en la región de Hurfaish –a cuatro kilómetros de la frontera libanesa– son miembros de la comunidad drusa. El batallón sufrió bajas en el frente, pero Israel sólo ha informado de una baja hasta la fecha.
Como ocurre con muchos ejércitos en decadencia, los mercenarios se han convertido en una parte esencial de las filas de las fuerzas armadas israelíes y están activos en las unidades de combate del ejército israelí. Muchos de ellos se alistaron durante la agresión contra Gaza y luego fueron enviados a la frontera con Líbano.
A pesar de la participación activa de los mercenarios, sus muertes a menudo no se denuncian y sus cuerpos son repatriados silenciosamente sin reconocimiento oficial como soldados caídos. Todo hace pensar que un número importante de ellos pereció en las líneas fronterizas.
Israel oculta a sus caídos para mantener el ánimo en sus filas
Los acontecimientos sin precedentes de la Operación Inundación de Al Aqsa de la resistencia palestina arrojan una sombra inquietante sobre el proyecto israelí, enviando ondas de choque a todas las facetas de la sociedad.
Con Tel Aviv declarando una guerra total a Gaza y el repentino estallido de un segundo frente en el sur del Líbano, la preocupación ha alcanzado un punto álgido.
El ejército israelí entendió que librar una guerra a gran escala en dos frentes, particularmente contra Líbano, donde Hezbollah ha reunido un ejército de 100.000 hombres y tiene armamento y entrenamiento mucho más sofisticados que la resistencia en Palestina, planteaba desafíos insuperables.
Además, el gobierno de Netanyahu se enfrenta a una presión sin precedentes en varios frentes internos: los prisioneros israelíes retenidos por facciones de la resistencia, la necesidad de lograr objetivos de guerra declarados en Gaza, el “desplazamiento” de cientos de miles de colonos israelíes en el norte, el motín dentro de su gabinete de guerra y el catastrófico daño económico resultante de la guerra.
Como resultado, la seguridad israelí, con el apoyo del Gabinete de Guerra, implementó una serie de políticas para abordar la realidad emergente en la frontera norte, basándose principalmente en los esfuerzos e intervenciones diplomáticas estadounidenses para devolver a los colonos y liberar a sus prisioneros, sin recurrir a medidas diplomáticas o acciones militares que probablemente no garanticen resultados ideales.
La presión de los colonos desplazados del norte, junto con la creciente conciencia de que Hezbollah ha impuesto un amortiguador de seguridad física y geográfica dentro de Israel, influyó en la decisión del ejército de ocultar sus enormes pérdidas militares, tanto humanas como materiales. Tel Aviv no divulga estos datos al público para evitar desafíos que podrían conducir a una expansión y una escalada incontrolable de la guerra.
‘Lo que hacemos en Gaza podemos hacerlo en Beirut’
A cambio de ocultar sus pérdidas, el ejército ocupante busca proyectar una imagen de fuerza lanzando ataques aéreos profundos en Líbano. Estas medidas pretenden disuadir a Hezbollah, así como las amenazas formuladas por altos dirigentes israelíes, como el Jefe de Estado Mayor y Ministro de Defensa, Yoav Gallant, que proclamó en noviembre: “Lo que hacemos en Gaza, también podemos hacerlo en Beirut.
Habiendo ya establecido una “tasa de mortalidad” en esta guerra, Hezbollah podría intentar establecer una nueva “tasa cualitativa” en su lucha contra Israel. Eso implica que Hezbollah seleccione cuidadosamente objetivos como cuarteles y centros de mando israelíes –en lugar de limitarse a seguir los “ataques profundos” de Israel en el Líbano– para disuadir al enemigo y lograr sus objetivos.
Para contrarrestar el enfoque profundo de Israel, Hezbollah reformuló la ecuación: priorizó “objetivos israelíes cualitativos” en lugar de la simple distancia geográfica. Este cambio estratégico se observó el día después del ataque israelí a los suburbios del sur de Beirut destinado a asesinar a Saleh Al Aruri, el dirigente de Hamás.
En respuesta, la resistencia libanesa atacó un sitio importante y sensible cerca de la frontera –la base de vigilancia aérea multimisión de Meron–, asestando un duro golpe a su funcionamiento.
Las maniobras estratégicas de Hezbollah han colocado a Tel Aviv en una situación difícil. Las tácticas en evolución de la resistencia están perturbando las operaciones del ejército ocupante, sembrando confusión y amenazando con intensificar los ataques contra objetivos de alta calidad si la guerra se expande.
Los ataques contra instalaciones específicas –como las andanadas de más de 100 cohetes contra sitios estratégicos en los Altos del Golán a cambio de un ataque israelí contra Baalbeck a principios de este mes– tienen profundas implicaciones para la seguridad de Israel.
Las represalias deliberadas y rápidas de Hezbollah subrayan su voluntad de enfrentar cualquier incursión en territorios sensibles, reescribir las reglas de enfrentamiento a voluntad y mantener el delicado equilibrio de poder a lo largo de la frontera.
¿Por qué abrió Hezbollah un segundo frente en el sur de Líbano?
Cuando Hezbollah abrió un frente, sus objetivos estratégicos eran dos: fortalecer la resistencia en Gaza y sembrar confusión dentro del ejército israelí en el norte. Esto requirió importantes movimientos de tropas, el despliegue de sistemas de defensa aérea y una mayor preparación de la fuerza aérea, ya que Israel anticipó una posible escalada, particularmente en las primeras etapas de la guerra.
Además de este objetivo principal, el secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, destacó otro punto crítico: el comportamiento de Israel en Líbano. Existía la preocupación de que Tel Aviv pudiera lanzar o manipular el frente para alinearse con sus propios objetivos, posiblemente como un “elemento disuasorio”.
Los objetivos generales de la estrategia de Hezbollah incluían apoyar a la resistencia en Palestina, sincronizar las operaciones con la dinámica de la guerra en Gaza, fortalecer la disuasión contra la agresión israelí y prevenir ataques a gran escala. Además, Hezbollah pretendía enviar mensajes claros a través de acciones en el campo de batalla, mostrando las capacidades de inteligencia de la resistencia y la versatilidad de sus objetivos.
La estrategia apunta a evitar que la guerra se expanda para servir a los intereses estratégicos de Israel, al tiempo que inflige un desgaste constante a las fuerzas enemigas estacionadas en el norte.
En última instancia, el enfoque de Hezbollah resultó en pérdidas y costos significativos para el enemigo, aunque menores que los que se producirían en una guerra a gran escala. Como resultado, el ejército israelí se encuentra atrapado en un frente hábilmente administrado por Hezbollah, donde los cálculos se basan en pérdidas reales en lugar de cifras publicadas o propaganda interna.
Aparte de su notable “tasa de muertes”, Hezbollah ha aumentado los riesgos para Tel Aviv, que ahora debe calcular sus pérdidas cada vez que ataca más profundamente el territorio libanés. La equivocada estrategia de profundidad de Israel ha creado ahora una “proporción de calidad” para Hezbollah.
Jalil Nasrallah https://thecradle.co/articles/hiding-the-ratio-israel-conceals-200-troop-deaths-on-lebanon-front