Huawei: los promotores de la guerra comercial de Estados Unidos contra China están condenados al fracaso

No hay mucho más que añadir a lo que ya expusimos en febrero (1) sobre el bloqueo de Estados Unidos a la multinacional Huawei. No obstante, hay que salir al paso de la catarata de “noticias” que el asunto ha provocado.

Las motivaciones económicas, comerciales y tecnológicas no son las causas principales del acoso a Huawei. Se trata de una guerra contra la misma China, es decir, una cuestión estratégico militar: el control del sistema mundial de telecomunicaciones, que permite tener una ventaja decisiva en materia de inteligencia, contrainteligencia y espionaje.

La empresa china desarrolló de forma autónoma un sistema de cifrado de datos que hasta el momento es imposible de vulnerar incluso para la NSA, lo cual ha llevado a muchos servicios de inteligencia del mundo a preferirlos por encima de sus competidores estadounidenses con el fin de garantizar la fiabilidad de sus comunicaciones (2).

Controlar las telecomunicaciones mundiales permite a Estados Unidos y sus aliados de “Los Cinco Ojos” (Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) seguir dominando la red de espionaje digital mundial denunciada por Snowden en 2013, la misma que hizo a los servicios de inteligencia rusos regresar a las viejas máquinas de escribir para garantizar el secreto de sus informaciones (3).

Anticipar que el bloqueo está condenado al fracaso no debería ser ninguna sorpresa por dos motivos: el primero es la fuerte caída del comercio internacional que ha puesto al capitalismo a las puertas de una nueva sacudida, y segundo, que la medida ha tenido un efecto “boomerang”: lo que ha caído en bolsa han sido las acciones de las multinacionales obligadas a sostener el bloqueo.

La medida se ha vuelto contra los patrocinadores. Al día siguiente del bloqueo Qualcomm perdió en bolsa más de un 10 por ciento y Apple más de 3 por ciento. A su vez, esa caída ha obligado a la Casa Blanca a retrasar el bloqueo hasta el mes de agosto y lo más probable es que no se logre imponer nunca porque, a su vez, los que presionan (en Washington) también están sometidos a presiones (de las multinacionales informáticas).

Al final el asunto se va a resolver de tal manera que quedará claro quién bloquea a quién, porque no bloquea quien quiere sino quien puede.

La excusa de Estados Unidos es como las armas de destrucción masiva en poder de Saddam Hussein, o el espionaje ruso al Partido Demócrata, o el caso Skripal, o los ataques sónicos contra la embajada en La Habana, o cualquiera de las demás farsas típicamente estadounidenses de los últimos años.

De momento, el sueño de internet como una “red mundial” se ha despertado de su desengaño. No hay tal red; la tecnología no es neutra y el mundo marcha hacia una fragmentación cada vez más evidente de las telecomunicaciones. La política de bloques se ha trasladado a los grandes monopolios e incluso a los organismos internacionales que establecen los cánones tecnológicos, como los servidores, los microprocesadores, las señales radioeléctricas (wifi) o los sistemas operativos y las aplicaciones.

No obstante, los charlatanes de la globalización y el neoliberalismo pueden seguir con sus ridículas disquisiciones.

(1) https://mpr21.info/2019/02/huawei-los-viejos-capitalistas-han.html
(2) https://www.voltairenet.org/article204273.html
(3) https://actualidad.rt.com/actualidad/view/99748-snowden-servicio-defensa-rusia-maquinas

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