Francia pasa del terrorismo yihadista al terrorismo policial

El 21 de noviembre la policía asaltó en Estrasburgo la vivienda de un anciano de 80 años. Aterrorizado por la violenta invasión, el anciano se desvaneció y tuvo que ser llevado urgentemente a un hospital.

La familia ha narrado la terrorífica historia a la cadena de televisón France 3 Alsace.

El anciano vivía con una hija de 46 años, deficiente mental y la policía reventó la puerta con un explosivo. Entraron encapuchados dando gritos. El octogenario trató de incorporarse pero cayó al suelo fulminado.

A pesar de ello, la policía le esposó cuando estaba tendido en el suelo del salón de su casa. También esposaron a su hija y la sacaron fuera de la vivienda para registrarla, aunque más que registrarla la devastaron y destrozaron.

A la hija deficiente mental, la policía le hace firmar una declaración
de manera ilegal, ya que no podía hacerlo sin la intervención de su
tutor.

Tras cinco días hospitalizado, el anciano no sale de su asombro; no comprende la violenta entrada y el no menos violento registro que ha dejado su casa inutilizable.

Al final, no hay armas, no hay drogas, no hay detenidos. Sólo hay terror, que por esta vez tiene su origen en el salvajismo policial.

La historia se remonta al norte de África, cuando tras los atentados de París dos hijos del anciano se fueron de vacaciones a Túnez y en la aduana les registraron. Al volver también fueron registrados en Italia, después les ocurrió lo mismo en la frontera suiza, antes de entrar en Francia.

El más joven de los dos hermanos estaba en trámites de divorcio y aprovechó el paso por Suiza para visitar a su hija en Bale, donde vivía con su madre. En el momento de la visita estaba acompañado de su hermano y un amigo común de ambos. Tras la visita, cuando cruzaban la frontera con Francia, la policía encontró un frasco con bicarbonato sospechoso en el maletero del coche: uno de los hermanos padece del estómago.

Había algo aún más sospechoso: tanto el hermano como el amigo tenían barba, por lo que ambos fueron detenidos. Al ser interrogados, dan la dirección de su padre en Estrasburgo como domicilio.

Como tienen patente de corso con el estado de urgencia, la policía también registra el domicilio de otro de los hermanos, donde se encontraban su mujer y sus tres hijos, a los que encañonaron con sus armas.

En total, desde el inicio del estado de urgencia, al policía ha practicado 35 registros domiciliarios sólo en la prefectura del Bajo Rhin. A escala general, la televisión habla de 2.000 registros, 529 detenciones y 300 confinamientos.

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