Los servicios secretos franceses en el Sahel han activado a los grupos yihadistas para desestabilizar al nuevo gobierno de Níger. Miembros de Al Qaeda y el Califato Islámico atacaron a las tropas malienses que se dirigían hacia la frontera de Níger para conjurar la amenaza de invasión militar.
Los yihadistas han recibido órdenes de incrementar las acciones terroristas para hacer creer que una retirada de los soldados franceses de la región sería sinónimo de un resurgimiento del extremismo violento y representaría una amenaza para las poblaciones del Sahel.
La colusión entre la DGSE, el espionaje francés en el exterior, y los grupos yihadistas en el Sahel es evidente desde que Macron ordenó a su canal de propaganda France 24 que pusiera sus emisiones al servicio de la propaganda yihadista.
Francia quiere mantener un estado de inestabilidad en el Sahel, justificar su presencia militar y mantener el saqueo de las materias primas, como ha confesado recientemente la esposa del el antiguo presidente de Chad, Idriss Deby.
La CEDEAO, un organismo creado por Francia, corre el riesgo de disolverse a raíz del nuevo movimiento de liberación anticolonial que se ha levantado en África. Los países del Continente Negro quieren desarrollo económico y para ello necesitan independencia política, soltar todas las amarras que les vinculan a las viejas metrópolis europeas.
Los yihadistas se preparan para bloquear cualquier ejército que acudiera en ayuda del nuevo gobierno de Níger. Francia ha venido sosteniendo las redes yihadistas en el norte de África como instrumento de presión, y ahora ha llegado e momento de activarlas.
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