El Tribunal Penal Internacional fue creado por la Asamblea General de la ONU, con el apoyo de Estados Unidos, entre otros países. Pero luego no firmó el Estatuto de Roma de 1998, que define los crímenes de un engendro llamado “derecho internacional humanitario”. Lo mismo que Estados Unidos, Israel tampoco votó el Estatuto de Roma.
En el Estatuto las grandes potencias definen unos delitos que sólo afectan a los países parias, como los africanos, que son la víctima propiciatoria de este tipo de tinglados internacionales. Por definición, en los países civilizados no se cometen crímenes, como el genocidio y otros de “lesa humanidad”.
En el “derecho internacional humanitario” los sujetos no son Estados sino personas. Esto ha llevado a algunos a creer que pueden sentar a Benjamín Netanyahu en el banquillo, incluso aunque Israel no haya firmado el Estatuto de Roma.
En 20121 el Tribunal ya decidió que tenía jurisdicción para juzgar los crímenes de guerra cometidos por Israel en Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza. Pero con la jurisdicción no basta…
Turquía ya ha presentado una solicitud para procesar al Primer Ministro israelí por crímenes de guerra, al igual que Colombia, Argelia, Sudáfrica, Bangladesh, Yibouti, Comores y Bolivia.
160 ONG y 600 abogados también han interpuesto otra querella contra el carnicero israelí por cometer un crimen de genocidio en Gaza (*). El gobierno belga ha prometido al Tribunal el dinero necesario para investigar los crímenes cometidos contra los palestinos.
Pero Netanyahu no es Putin. Las querellas no tienen ninguna posibilidad de prosperar. El orden de la posguerra se ha montado sobre el principio del llamado “holocausto”: los judíos son las víctimas de un genocidio y no pueden ser responsables de un delito de esa naturaleza.
(*) https://ismfrance.org/wp-content/uploads/2023/11/231120-ICC-Complaint-Working-document-GD.pdf
«El Tribunal Penal Internacional no va a sentar a Netanyahu en el banquillo»
¿Es que hubo algún ingenuo vestido de primera comunión y con alas arcangélicas que pudo pensar que don Banjamin se podría sentar en tal banquillo cuándo los intereses económicos que representa la clase social de los juristas que componen tal forum son, precisamente, los que, directa o indirectamente, sostienen los intereses de los guerreros que llevan a cabo el genocidio de Gaza -y alrededores-, y que todos , como otro espectáculo más, podemos visilualizarlo en el canal televisivo del jeque de Qatar?
Lo que si podría pasar es que don Benjamin llegara a sentarse, una vez que las malas vibras de ahora vayan pasando y con el desarrollo de los acontecimientos la situación se vaya encauzando a caminos de pax emaricana, no en el banquillo citado, sino en la BANCA -ya sin diminutivos- de esas grandes multinacionales de la Industria de la Matanza que estan haciendo grandes negocios con las armas que todo genocidio necesita, y yendo a más, hasta podría ser que, por los servicios prestados, hasta pueda optar al Premio Nobel de la Paz…total, ¿no pasó igual con Kissinger que despues de las carnicerias de Vietnam le dieron ese mismo premio?…total, ¿no pasó lo mismo que cuándo, en 1959, en pleno y esplendoroso pedigré genocida del generalisimo, Eisenhower llegó a Madrid y abrazó amorosamente a Franco, en el clamor de muchedumbres victoriosa, para incorpoar a Spain a la comunidad internacional de naciones libres cuando la patria era un colosal cementerio de desaparecidos en fosas comunes (y aún lo es)?
La historia esta llena de estas islas e islotes que revierten el Crimen en Ley y esta Desenjoraba a los Estados y los hace «de Derecho» tanto en lo politico como en el consciente de las gentes.
Dijo Camus que «una vez el crimen era un solitaio grito de protesta, y ahora -en la actualidad- es tan universal como la cienccia. Ayer era llevado a juicio, ahora el CRIMEN determina le Ley». Ayer era enjuiciado en tribunales. Hoy el CRIMEN es el legislador de Leyes. Hoy es el CRIMEN el que nos enjuicia y nos doblega.
…Ahora, cuidao, puntualicemos, que a Putin no se le ocurra pasarse por La
Haya…porque podría suceder que no HAYA victima más propicia y anhelada que su persona.