El montaje de un antiguo preso recluido en las cárceles de Corea del norte

Warmbier llora durante su juicio en Pyongyang
Otto Frederick Warmbier fue “torturado más allá de lo concebible”, dijo ayer Trump, después de escuchar el testimonio de los padres del joven, quien murió en junio a los 22 años, pocos días después de regresar a Estados Unidos tras permanecer encerrado más de un año en una prisión norcoreana.

El estudiante era el típico provocador que viaja a Corea, a pesar del bloqueo, en busca de emociones fuertes. Hay bastantes como él, especialmente fanáticos de sectas protestantes ansiosos por convertirse en mártires del comunismo. Luego en el juicio se echan a llorar como plañideras, según se ve en la foto adjunta.

Ahora mismo hay otros tres estadounidenses presos en las cárceles norcoreanas, condenados por delitos contra el Estado.

A Warmbier le encerraron en marzo del año pasado por robar en un hotel de Pyongyang. Le liberaron, regresó a Estados Unidos y murió a los pocos días, lo que la propaganda está exprimiendo al máximo.

Hace poco Fred y Cindy Warmbier, sus padres, concedieron su primera entrevista al programa Fox and Friends. “No fue un accidente”, dijeron. “Creemos que llegó la hora de contar la verdad sobre la condición en la que estaba”, añadieron.

Ofrecieron la explicación más esperada tratándose de una cárcel de Corea del norte: su hijo fue “sistemáticamente torturado”. A partir de ahí el relato es infernal. Cuando vieron a su hijo, “se movía de un lado a otro, sacudiéndose violentamente, haciendo estos aullidos y sonidos inhumanos”. Su cabeza estaba rasurada, estaba ciego y sordo, sus brazos y piernas estaban “totalmente deformadas” y tenía una enorme cicatriz en un pie, contó el padre.

“Parecía como si alguien hubiese tomado un par de pinzas y le hubiese reacomodado los diente de abajo”, dijeron ante las cámaras.

Los padres mienten y Trump también. Un diario local, el Cincinnati Enquirer, obtuvo una copia del informe del forense, basado en una examen físico externo, que destaca varias pequeñas cicatrices pero ninguna indicación de torturas.

El diario citó al forense del condado de Hamilton, indicando que los dientes de Warmbier “eran naturales y en buen estado” y que pareció haber muerto por daño cerebral ocasionado por la falta de oxígeno.


Los forenses determinaron que la herida cerebral con la que
Warmbier regresó a su país, la sufrió más de un año antes de que
falleciera. “No sabemos qué le pasó ni qué fue lo que le provocó estas lesiones”, agregaron.

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