¿El fondo buitre más carroñero? El Banco Central Europeo

Eric Toussaint

Mario Draghi acaba de reconocer que los bancos centrales de los países miembros de la zona euro obtuvieron 7.800 millones de euros de beneficios gracias a los títulos griegos. Títulos que el BCE compró durante los años 2010-2012 en el marco del programa SMP (Securities Markets Programme). A esas ganancias se agregan otras sumas, de las que el presidente del BCE no habla: los beneficios realizados por esos mismos bancos centrales en el marco de las compras denominadas ANFA (Agreement on Net Financial Assets). También hay que añadir lo conseguido por los 14 países de la zona euro que concedieron préstamos bilaterales a Grecia, en 2010, con unos tipos de interés abusivos de cerca del 5 por ciento. Por ejemplo, Alemania logró más de 1.300 millones de beneficios gracias a su préstamo bilateral a Grecia. Por su parte, Francia no se quedó atrás. Sería necesario contabilizar también las economías realizadas por los países dominantes de la zona euro en la refinanciación de sus deudas públicas: la crisis que golpeó a Grecia y a otros países de la periferia produjo una fuga de prestamistas, quienes privilegiaron a los países más ricos de la zona euro, que, por consiguiente, consiguieron una rebaja en el coste de sus deudas. En el caso de Alemania, entre 2010 y 2015, las economías llegarían a los 100.000 millones de euros. Finalmente, el BCE compró en el marco del Quantitative Easing (QE) títulos soberanos alemanes por 400.000 millones de euros, la mayoría de las veces con un rendimiento nulo o negativo. El BCE compró también títulos soberanos franceses por un monto un poco inferior. Estas adquisiciones de títulos alemanes y franceses no le reditúan nada, mientras que los títulos griegos que posee con un valor diez veces inferior le aportaron 7.800 millones de euros de beneficio. Cualquiera puede responder a la pregunta de a quién beneficia esa política del BCE.

La mecánica es implacable: todas las veces que una parte de los beneficios del BCE obtenidos de los títulos griegos se transfirió a Atenas, ese dinero fue inmediatamente repartido entre los acreedores para pagar la deuda. Hay que terminar con ese saqueo. Los beneficios del BCE obtenidos a costa del pueblo griego deben ser devueltos a Grecia y utilizados, íntegramente, en gastos sociales para remediar los dramáticos efectos de las políticas dictadas por la Troika y lograr el relanzamiento del empleo. La deuda reclamada a Grecia debe ser anulada ya que es ilegítima, odiosa, ilegal e insostenible. Es lo que demostró la Comisión para la verdad sobre la deuda griega instaurada por la presidenta del Parlamento griego en 2015. El memorando en curso debe ser derogado.

Volvamos sobre la política del BCE con respecto a Grecia.

1. El papel del BCE en el primer memorando de 2010

El BCE, bajo la dirección de Jean-Claude Trichet —muy ligado a la banca—. intervino con la principal preocupación de limitar al máximo las pérdidas de los bancos privados franceses, alemanes, italianos y del Benelux, muy expuestos tanto al sector privado como al sector público griego.

Contrariamente a lo que proclama hasta la saciedad el discurso dominante, el problema principal era el planteado por unos bancos griegos al borde de la insolvencia, cuya posible quiebra constituía una serie amenaza para los prestamistas y en ciertos casos, para sus propietarios que eran, precisamente, bancos franceses, alemanes, italianos o del Benelux.

En el curso de la preparación del memorando de mayo de 2010, el BCE se negó a reducir la deuda pública mientras que, generalmente, el lanzamiento de un plan llamado de “rescate” va acompañado de una reestructuración de deuda. El BCE rechazaba esa perspectiva ya que quería dar tiempo a los banqueros extranjeros de los países dominantes de la zona euro a reducir su exposición a la deuda pública griega.

El FMI dirigido por Dominique Strauss-Kahn, persona también próxima al lobby bancario, adoptó la misma posición que el BCE. E incluso. el propio gobierno del socialista griego Yorgos Papandreu se preocupaba de defender los intereses de los banqueros griegos, siendo favorable a un plan de “rescate” que habría aportada algunas decenas de miles de millones de euros para su recapitalización. De ese modo se evitaba una reducción de la deuda pública griega que habría afectado a los banqueros, porque ellos mismos eran poseedores de títulos griegos.

El segundo aspecto fundamental en la línea de los principales protagonistas que establecieron el memorando, es la voluntad de aplicar una terapia de choque en Grecia: disminución brutal de los salarios y las pensiones, ataques radicales a los derechos sociales, aceleración enorme de las privatizaciones, etc. Y al mismo tiempo, el abandono del ejercicio de la soberanía por parte de Grecia como país y la transformación del Parlamento en una cámara de registro de las decisiones tomadas por los acreedores. A pesar de que esos objetivos no figuran en absoluto en el mandato del BCE, éste siguió interviniendo, en varios países, en la misma dirección (algunos meses más tarde en Irlanda, también en Italia, sin olvidar Portugal y Chipre).

Resumen: El BCE interviene, en primer lugar, rechazando una reducción de la deuda griega con el fin de proteger los intereses de los banqueros privados extranjeros y griegos; y en segundo lugar, formando parte de una Troika que organiza el reemplazo de los acreedores privados por acreedores públicos —en un primer momento, 14 Estados de la zona euro por un monto de 53.000 millones de euros y el FMI por un monto de 30.000 millones de euros—.

2. El BCE permite librarse ventajosamente de Grecia a los grandes bancos privados

Con el fin de ayudar a los bancos extranjeros a reducir sustancialmente su exposición a la deuda griega, el BCE lanza el programa SMP por el que compra masivamente en el mercado secundario títulos griegos. El BCE adquiere esos títulos a las grandes instituciones bancarias europeas que quiere proteger — prioritariamente se los compra a BNP Paribas, Crédit Agricole, Société Générale, BPCE, Hypo Real, Commerzbank, Dexia, ING, Deutsche Bank…—.

¿Qué habría pasado si el BCE no hubiera lanzado el programa SMP? Los precios de los títulos griegos habrían alcanzado un precio límite del orden del 20 por ciento de su valor nominal. Pero las compras masivas del BCE lo mantuvieron a un nivel anormalmente elevado, del orden del 70 por ciento del valor nominal. Por consiguiente, gracias al BCE, los bancos privados limitaron sus pérdidas en el momento de la reventa de los títulos. Mientras que el BCE se supone que no debe impedir el libre juego de las fuerzas del mercado, su intervención implicó una distorsión de los precios de reventa de esos títulos, al mantenerlos artificialmente altos.

¿Esa intervención favoreció al Estado griego? El hecho de que el precio en el mercado secundario de un título se mantenga al 70 por ciento de su valor nominal, en vez de caer a un 20 por ciento de dicho valor, no mejora la situación del deudor ya que debe pagar exactamente el mismo monto en términos de interés, puesto que éstos están calculados de acuerdo al valor nominal. Al vencimiento del título, debe reembolsar el 100 por ciento de ese valor. Podemos ir más lejos en el razonamiento: si los títulos de un Estado alcanzaran un precio tope, este podría proponer una recompra de títulos con un descuento que terminaría con el pago de sus intereses. Ese fue el caso de Ecuador, en 2009, que logró imponer un descuento del 70 por ciento (7).

3. El BCE se aprovecha de la reestructuración de la deuda griega de marzo de 2012

En 2011, el BCE prepara activamente una reestructuración pero indica que no participará porque el BCE es un acreedor privilegiado (acreedor senior). Esa reestructuración está preparada en estrecha colaboración con los bancos privados de los Estados del centro de la zona euro (y especialmente con Jean Lemierre del BNP. En noviembre de 2011, la Troika se saca de encima a Papandreu, después de que el primer ministro griego tuviera veleidades de convocar un referéndum sobre la futura reestructuración. El gobierno de Papandreu se sustituye por un gobierno técnico dirigido por Lucas Papademos, que había sido vicepresidente del BCE de 2002 a 2010.

En marzo de 2012, la reestructuración que el BCE orquesta implica un recorte (haircut) del 53 por ciento del valor de los titulo, a cargo de los acreedores privados.

¿Quiénes son, en ese momento, los acreedores privados? Por una parte, los bancos griegos que, a pesar de haber reducido su exposición,(9). conservan una cantidad significativa de títulos griegos en sus activos. Ya que esos títulos fueron sometidos a un recorte, los bancos reciben una compensación de varios miles de millones llamada edulcorante (sweetener) y también se les garantiza una nueva inyección financiera para recapitalizarlos. Las principales víctimas son los fondos de pensión públicos griegos que fueron obligados por las autoridades del país y por la Troika a convertir sus activos en títulos griegos algún tiempo antes de la reestructuración —perfectamente planificada pero mantenida en secreto—.

Los bancos franceses, alemanes, italianos y del Benelux se habían liberado al revender los títulos griegos al BCE, a bancos chipriotas y a fondos buitre. Para simplificar, los bancos chipriotas sufrieron directamente el recorte del valor de los títulos y eso contribuyó a la crisis de Chipre, que sobrevino algunos meses más tarde y que finalmente tuvo su desenlace en marzo de 2013. En cuanto a los fondos buitre, que habían comprado con un descuento, se negaron a participar en la reestructuración y obtuvieron un reembolso del 100 por ciento. El BCE se comportó como un auténtico fondo buitre y también obtuvo su reembolso del 100 por ciento.

4. El BCE mantiene un chantaje permanente

Después de la reestructuración, el BCE puso fin a su programa de compras SMP y lanza su programa OMT (Outright Monetary Transactions).

El BCE logró que le reembolsasen los títulos griegos al 100 por ciento de su valor nominal y a un tipo de interés que podía alcanzar el 6,5 por ciento. Visto el carácter claramente abusivo de su posición, denunciada incluso por el gobierno griego, el BCE se compromete a abonar a Grecia los intereses percibidos. Efectivamente, el BCE efectúa en beneficio del gobierno de Samaras un reembolso de 3.300 millones de euros en 2013 y 2014 para sostener su política neoliberal. Por el contrario, durante los seis primeros meses del gobierno de Tsipras, se negó a efectuar cualquier retrocesión. Desde entonces, el BCE y los bancos nacionales de la zona euro no abonaron nada a Grecia. La suma no devuelta a Grecia en este momento se eleva a varios miles de millones de euros. Supuestamente, el reembolso de los títulos griegos que posee el BCE proseguirá hasta 2037.

Agreguemos que el BCE presionó al máximo al pueblo griego durante los seis primeros meses del año 2015, para que se rindiera. El 4 de febrero de 2015, el BCE puso fin a la normal concesión de liquidez a los bancos griegos con el objetivo de someter al gobierno griego a un chantaje permanente y de aumentar el coste de la financiación de los bancos griegos limitando, al mismo tiempo, los recursos del gobierno. Como eso no fue suficiente, el BCE los obligó a un cierre de seis días, antes del referéndum del 5 de julio de 2015. A pesar del chantaje ejercido por el BCE, el 62 por ciento de los griegos rechazaron las exigencias de los acreedores.

Tampoco el FMI se quedó atrás en materia de beneficios mal habidos a costa de Grecia. Entre 2010 y 2015, se embolsó 3.500 millones de dólares de beneficios con los créditos griegos.

Conclusiones:

1. El BCE y los gobiernos de la zona euro se niegan a concretar el compromiso de devolver el importe completo de los intereses percibidos por los títulos griegos.
2. Al vencimiento de cada título, el BCE percibe el 100 por ciento de su valor nominal mientras que los adquirió con un importante descuento del orden del 30 por ciento. Los tipos de interés real exigidos a Grecia son totalmente abusivos.
3. El BCE y los otros acreedores amenazan con liberar el saldo de los intereses como un medio de chantaje permanente para obligar al gobierno griego a profundizar las reformas neoliberales que provocan efectos dramáticos sobre la población de Grecia.
4. Los beneficios acumulados por el BCE, por Estados de la zona euro y por el FMI gracias a los créditos otorgados a Grecia, deben ser devueltos al pueblo griego y ser íntegramente utilizados en gastos sociales con el fin de luchar contra los dramáticos efectos de las políticas dictadas por la Troika a Grecia.
5. La deuda griega debe ser anulada y el memorando en curso derogado.


http://www.aporrea.org/internacionales/a254799.html

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