El fantasma de Putin recorre Europa

Juan Manuel Olarieta

La prensa europea viene publicando una serie de curiosos artículos sobre Rusia, que sólo en parte se resumen en el llamamiento de Adam Michnik, el viejo perro de presa del imperialismo, a «crear un frente común contra el nuevo imperialismo ruso«. Putin ha abierto la caja de Pandora, dice. Es el único culpable de lo que pasa en Europa central. «En Ucrania se juega el porvenir de toda Europa», amenaza el periodista polaco.

Como no podía ser de otra forma, los artículos están personalizados en Putin con una extraña mezcla de admiración y animadversión. No hay esa unanimidad que Michnik pretende. Putin también tiene buenos amigos, titula un artículo de otro semanario polaco, Newsweek Polska (1). Es más, a diferencia de la parte occidental, en Europa central algunos países vueven por donde solían, es decir, a los tiempos de la fraternidad con Rusia. Como si el muro de Berlín no hubiera caído.

Pero Newsweek Polska no es una revista polaca y aunque la publica la editorial alemana Springer, forma parte del despliegue ideológico que Estados Unidos tiene repartido por el mundo. Es lógico que Rusia les traiga de cabeza, especialmente a uno de sus puntales en el este, Polonia, que parece volver a los tiempos de la guerra contra Rusia de 1920.

Aquí el materialismo histórico no sirve para nada. Lo de Putin no tiene explicación política, ni económica, ni estratégica, ni cultural. Hay que acudir a la sicología: «Es un embaucador experto», dice la revista polaca, una afirmación propia de esos cretinos que dejan a los demás como si fueran incapaces de tener un criterio propio. A lo máximo su diagnóstico acaba por llevar a Putin a las filas del populismo.

En Europa central amenazan con que, a su vez, el populismo puede conducir al socialismo porque, como dice el medio rumano HotNews, esos países «no están en disposición de satisfacer las expectativas de ciudadanos que aspiran a una vida mejor». Entonces HotNews lanza una curiosa pregunta: «¿Existe el peligro de que países como Rumanía o Bulgaria vayan a verse afectados por una restauración [socialista]?» La respuesta es aún más curiosa: «No asistiremos a una restauración [socialista]. Tanto en cuanto Alemania y otros países permanezcan estables políticamente, la Unión Europea podrá luchar contra este tipo de dirigentes populistas»(2). Como ya sabíamos, el destino de esos pueblos no está en sus propias manos sino en las de Alemania o la Unión Europea.

Ni Estados Unidos ni la Unión Europea lo tienen tan fácil como creían en centroeuropa. La seducción posterior a la caída del muro de Berlín en 1990 ha dejado paso a sensaciones menos placenteras. Al menos la unanimidad empieza a resquebrajarse. Por un lado están los incondicionales: Polonia, Estados bálticos y Rumanía. Por el otro, Chequia, Eslovaquía y Hungría, cuyo primer ministro Orban ha puesto a Putin como modelo a seguir.

En los Balcanes, dice Newsweek Polska, la situación es aún peor. Gran parte de la población se identifica con los rusos. No solo por motivos históricos. Los búlgaros consideran que la posición de su país se ha deteriorado en los últimos 25 años. Por supuesto, Serbia se identifica plenamente con Rusia. Pero la cosa va mucho más lejos: a los viejos países ligados históricamente a Alemania, como Eslovenia y Croacia, tampoco les agradan las sanciones contra Rusia, pero eso no es nada extraño: la mayor parte de los alemanes también se opone a las sanciones. Por lo tanto, Alemania no puede presionar para tratar de que otros países apoyen las sanciones. Es muy posible que ni siquiera lo quiera.

El presidente checo Milos Zeman también ha lanzado un llamamiento para levantar de inmediato las sanciones. Cuando estalló la guerra en Ucrania ya declaró que el Gobierno de Kiev era el único responsable de la misma. A Newsweek Polska, o sea, al imperialismo estadounidense le preocupa que Zeman se haya rodeado de capitalistas cuyos negocios no están en Nueva York sino en Moscú.

Lo mismo ocurre en Eslovaquia, donde el primer ministro Robert Fico, al igual que Zeman, siempre ha expresado su oposición a las sanciones contra Rusia. Fico no admite una mayor presencia de la OTAN en Europa central, pues lo considera un peligro. A mediados de septiembre, tras la cumbre de la OTAN en Newport, destacó que no aceptaría jamás que se construyeran bases de la Alianza en Eslovaquia.

(1) http://swiat.newsweek.pl/europa-srodkowo-wschodnia-wplywy-rosji-wladimir-putin-newsweek-pl,artykuly,349217,1.html

(2) Pericolul ascensiunii regimurilor populiste in estul Europei, 21 de setiembre de 2014, http://www.hotnews.ro/stiri-esential-18150762-pericolul-ascensiunii-regimurilor-populiste-estul-europei-ivan-krastev-dupa-castigarea-alegerilor-incearca-consolideze-puterea-pana-ajung-imposibil-inlocuit-prin-mijloace-democratice.htm

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