Una de las menos conocidas es la NGA (National Geospatial Intelligence Agency) que hasta 2003 era conocida como NIMA (Agencia Nacional de Imágenes y Mapas (National Imagery and Mapping Agency).
Su tarea consiste en desmenuzar los miles de millones de imágenes que toman los satélites espaciales, los aviones y los drones que recorren el espacio con cámaras de alta resolución.
La NGA es a las imágenes lo que la NSA es a los textos y mensajes. Para tener una idea de su importancia hay que medir el tamaño de sus instalaciones, que son las terceras más grandes de todos los edificios de Washington, mayor que las de la CIA y el Capitolio.
Tiene dos edificios. El principal se encuentra a 25 kilómetros de Washington, en el interior de una base militar fuertemente custodiada que alberga a 3.000 analistas. Se construyó en 2011 con un coste de 1.400 millones de dólares y una planta mayor que dos portaviones o cuatro campos de fútbol.
Como no era suficiente, el año pasado compraron 40 hectáreas en San Luis para construir otro edificio suplementario que ha costado 1.700 millones de dólares.
La vigilancia aérea no tiene solamente un fin militar, sino también policial. En 2015 desaparecieron las limitaciones legales al espionaje aéreo en Estados Unidos, por lo que el año pasado la policía de Baltimore comenzó a utilizar drones para vigilar a la población de la ciudad.
Las cámaras que equipan a los drones policiales son capaces de espiar un área hasta 25 kilómetros cuadrados simultáneamente. Con un par de ellos es suficiente para controlar todos los movimientos de una gran ciudad.
Esa es la mayor democracia en el mundo, los norteamericanos perdieron parte de su democracia cuando se produjo el auto golpe del 11 de septiembre. EU. es un mal ejemplo