De los atentados contra las Torres Gemelas a la pandemia actual: el ántrax como hilo conductor

En enero, antes de la actual ola de histerismo, el UPMC (Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh) ya trabajaba en una vacuna contra el coronavirus. Entonces el estado de Pensilvania, como la mayor parte del mundo, no conocía un solo caso de coronavirus.

A pesar de su nombre, el UPMC es un oscuro tinglado dirigido por Jeffrey Romoff que recauda muchos millones de dólares, tanto de fuentes privadas como públicas, incluido el Pentágono.

A pesar del nombre, la Universidad de Pittsburg no pinta absolutamente nada. Oficialmente es una organización “sin ánimo de lucro”, a pesar de que funciona como empresa de seguros médicos que se paga a sí misma por la atención a los enfermos en su red de hospitales y centros de salud.

Entre 2005 y 2017 el UPMC ha manejado 1.000 millones de dólares y hasta el fiscal de Pensilvania abrió una investigación por corrupción, tanto del centro médico como de su cabecilla Romoff, que se saldó con un apaño entre bastidores por el que el UPMC reconocía los desfalcos.

El UPMC pidió a los CDC muestras de coronavirus para fabricar su vacuna contra el coronavirus en su propio laboratorio. Fue una de las pocas instituciones que recibió muestras de coronavirus el 14 de febrero que, indirectamente, procedían de China.

Un mes después la UPMC recibió una subvención de 5 millones de dólares de la CEPI (Coalición para la Innovación en Prevención de Epidemias), una organización internacional fundada en 2017 por los gobiernos de Noruega y la India con el Foro Económico Mundial y la Fundación de Bill Gates (1).

Oficialmente la subvención se concedió a “una asociación internacional entre el mundo académico y la industria” que el Centro de Investigación de Vacunas formó recientemente con el Instituto Pasteur de Francia y el fabricante de vacunas austríaco Themis.

En mayo el monopolio farmacéutico Merck compró Themis y el 11 de setiembre comenzó a reclutar voluntarios para ensayos de la vacuna en humanos. Merck tiene lazos muy estrechos con el UPMC (2) y, en particular, con su división comercial: UPMC Enterprises (3).

Todo iba viento en popa. El 2 de abril los investigadores del UPMC publicaron un estudio en EBioMedicine, una sucursal de The Lancet, en el que informaban de los prometedores resultados obtenidos en animales (4).

En la primera ola de la pandemia, la noticia dio la vuelta al mundo. Los científicos estadounidenses estaban en vanguardia para salvar millones de vidas con sus vacunas. El UPMC pidió autorización para iniciar los ensayos con cobayas humanas.

Pero el dinero de la CEPI cambió los planes originales del UPMC, que consistían en utilizar un adenovirus como vector, mientras que la CEPI exigió recurrir al virus del sarampión.

Hasta la fecha nunca se ha autorizado ninguna vacuna de esas características (5).

Un tercer vector, que no era un adenovirus ni el virus del sarampión, saltó a la palestra de manera misteriosa y hubo que recurrir a los tribunales para saber de qué se trataba.

Al mismo tiempo el UPMC desaparecía del escenario y Themis saltaba a la palestra como fachada comercial de la multinacional Merck, a la que se fueron añadiendo otras, como el Instituto Pasteur.

Las últimas noticias dicen que el UPMC se ha asociado con el Instituto del Suero de la India para la producción en masa de la vacuna, mientras que Themis/Merck ha declarado que su vacuna se producirá en Francia.

Los documentos obtenidos en los tribunales revelan que la vacuna en la que trabaja actualmente el UPMC es un híbrido del coronavirus y el ántrax (carbunco) (6), un arma biológica que saltó a la fama tras los atentados a las Torres Gemelas de 2001.

De esa manera, para elaborar una vacuna, los laboratorios crean organismos modificados genéticamente con un virus (coronavirus) y una bacteria (Bacillus anthracis).

Por supuesto, la sola mención del ántrax retorna a la pesadilla de 2001, sobre la que ya se han escrito bibliotecas de libros que -posiblemente- más de uno creía que habían quedado en un segundo plano.

Habrá que volver sobre ello en futuras entradas.

(1) https://www.pittwire.pitt.edu/news/researchers-pittsburgh-paris-and-vienna-win-grant-covid-19-vaccine
(2) https://idctelemed.com/news/upmc-infectious-disease-spinout-acquires-merck-assets/ https://www.lifepronow.com/2020/05/20/merks-strategic-investments-from-upmc-enterprises-for-infectious-diseases-and-antimicrobial-stewardship/
(3) https://www.reuters.com/article/brief-merck-says-as-part-of-agreement-up-idUSFWN2D10MN
(4) https://www.thelancet.com/pdfs/journals/ebiom/PIIS2352-3964(20)30118-3.pdf
(5) https://www.statnews.com/2020/09/24/here-come-the-tortoises-in-the-race-for-a-covid-19-vaccine-slow-starters-could-still-win-out/
(6) https://www.thelastamericanvagabond.com/wp-content/uploads/2020/09/UPitt-IBC-Minutes-from-July-2019-to-June-20201_Redacted.pdf

Más información:
– Esas epidemias que se ensayan previamente para que luego nada sea una sorpresa: el caso del ántrax
– El hilo distópico: del 11 de septiembre a la histeria de Covid
– El Pentágono esconde las vacunas, antídotos y medicamentos del ejército en silos estratégicos

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